Hace menos de dos meses, el 28 de marzo, el satélite Swift de la NASA localizó una ráfaga de rayos gamma que proviene de la destrucción de una estrella que se acercó demasiado a un agujero negro masivo, en el centro de una galaxia distante, dio a conocer un grupo internacional de astrónomos.
Los científicos, entre los que se encuentra el director del Instituto de Astronomía de la UNAM, William Lee, dieron a conocer a través de la revista Science, indicaron que el satélite Swift lleva casi siete años de observar el cielo a la caza, entre otras cosas, de destellos de rayos gamma.
Estos destellos representan la luz con mayor energía que existe, para intentar desentrañar el misterio de su origen.
Aunque aún quedan incógnitas, los expertos consideran que la mayoría de los rayos se generan si estrellas de muy alta masa colapsan al término de su vida y forman un agujero negro.
A ello sigue la emisión de una radiación en forma de estrecho chorro que dura sólo unos minutos, pero que debido a su gran intensidad puede ser detectada a pesar de ocurrir en galaxias muy distantes.
Esos destellos pueden desprender en muy poco tiempo tanta cantidad de energía como la que el Sol ha emitido desde que se formó, hace cinco mil millones de años.
Curiosamente, la ráfaga que detectó el satélite Swift (denominada SW 1644+57), aunque parecía de rutina, duró más de lo habitual.
Localizada en el centro de una galaxia en la constelación Draco, a casi cuatro mil millones de años luz de la Tierra, SW 1644+57 brilló descomunalmente en los monitores del satélite por días, un récord para este tipo de fenómenos.
Tras la llamarada detectada, los astrónomos -de instituciones de Estados Unidos, Europa y México- decidieron seguirle la pista y la estudiaron con el telescopio espacial Hubble y el telescopio de rayos X Chandra, ambos puestos en órbita y operados por la NASA.
También buscaron información sobre cómo se veía la galaxia antes de explotar. Todo indica que ésta, como muchas otras, tiene en su centro un agujero negro muy masivo, en este caso con un nivel equivalente a un millón de soles, mediano en comparación con los más grandes, que pueden llegar a pesar hasta mil millones de astros.
La mayoría de las veces están tranquilos y permanecen invisibles, pero si una estrella pasa cerca, puede ser destrozada por la violenta atracción del agujero negro y ser tragada por él, señaló la UNAM en un comunicado.
Todos los estudios realizados por los astrónomos indican que éste parece haber sido el caso de SW 1644+57. Probablemente una estrella del tamaño de nuestro Sol habría llegado a una zona peligrosamente cercana al agujero negro y éste la habría perturbado fuertemente, deshaciéndola; tragó buena parte de su material.
Agencia El Universal