Io, la luna de Júpiter, tiene en el subsuelo un océano de magma, reveló la nave Galileo de la agencia espacial estadounidense (NASA).
El hallazgo es la primera confirmación directa de que es el objeto con mayor actividad volcánica conocido en el Sistema Solar, informó el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (JPL, por sus siglas en inglés).
Los resultados de la investigación dirigida por científicos de las universidades de California, en Los Ángeles y Santa Cruz, y la de Michigan, se publicaron en la revista científica Science.
«Los científicos estamos realmente emocionados porque finalmente entendemos de dónde viene el magma de Io y tenemos una explicación de una de las mayores incógnitas sobre el campo magnético que había detectado la nave Galileo. Esto demostró que Io continúa dándonos señales de los cambios en la rotación del campo magnético de Júpiter que corresponde con lo que esperábamos de encontrar rocas molidas o parcialmente molidas en el subsuelo de la luna», dijo Krishan Khurana, líder de la investigación y miembro del equipo de la misión Galileo.
Lo que produce cerca de 100 veces más lava de lo que generan todos los volcanes de la Tierra. Mientras los volcanes terrestres se localizan en lugares calientes como el «Cinturón de Fuego» en el océano Pacífico, los de la luna de Júpiter están distribuidos a lo largo de su superficie propiciando la formación de un océano de magma de 30 a 50 kilómetros dentro de la corteza luna, lo que explicaría su singular actividad.
«Se podría sugerir que tanto la Tierra como su Luna pudieron tener océanos de magma hace miles de millones de años atrás mientras se formaban, pero a través del tiempo se enfriaron. Io es como una ventana en el tiempo de los diferentes tipos de actividad volcánica que pudieron ocurrir en nuestro planeta y Luna en sus orígenes», dijo Torrence Johnson que participó en el proyecto Galileo del JPL.
La sonda Voyager de la NASA descubrió los volcanes de Io en 1979, lo que la ubica como el único cuerpo aparte de la Tierra en el Sistema Solar con volcanes activos. Los científicos aseguran que su actividad es resultado de la influencia gravitatoria que ejerce Júpiter sobre Io.
La nave Galileo fue lanzada en 1989 y comenzó a orbitar Júpiter en 1995. Las primeras observaciones de los cambios en el campo magnético de Io se hicieron en octubre de 1999.
«Durante la fase final de la misión Galileo, los modelos de interacción del campo magnético entre Io y Júpiter, en los que se supone la luna se carga de partículas, aún no se han detallado lo suficiente para comprender cómo actúa el interior de Io», dijo Xianzhe Jia, coautor del estudio.
Investigaciones recientes en física mineral han demostrado que un grupo de rocas conocidas como «ultramáficas», es decir, son capaces de transmitir corriente eléctrica cuando se derrite. Se cree que este tipo de roca también se encuentran en nuestro planeta y se originan en el manto.
Agencia El Universal