Desde las nueve de la mañana seguidores de la banda se formaron a las afueras del hotel donde se hospeda el cuarteto para obtener una firma.
Policías que custodiaban el hotel donde se hospedó el legendario cuarteto irlandés U2 reportaron que los fanáticos comenzaron a formarse alrededor de las 9:00 horas para obtener la anhelada firma de la banda.
En punto de las 13 horas comenzaron a ingresar a la zona de vallas instalada en el hotel, en bloques de 10 en 10, con un número rojo pintado en la mano derecha que indicaba su lugar en la fila.
Por amor a U2
Luis Bernardo Gutiérrez, número uno de la fila, asegura que llegó desde las 8 am acompañado por dos amigos más, desde entonces hasta la una y media sumaban ya 176 fans.
Luis explicó que la mecánica para la firma consistía en que cada uno de sus seguidores se llevara el autógrafo de sólo uno de los dos integrantes que firmarían: Bono o The Edge.
Pero Luis Bernardo no fue al concierto en el Estadio Azteca el miércoles, ni ayer, tampoco irá hoy «hay millones de personas que pagan cinco mil pesos por verlos desde arriba, yo prefiero tenerlos cerca y darles la mano, ayer se la di a The Edge», dice Luis y añade que su meta hoy es estrechar la mano de Bono.
El anhelado momento
A las 3:45 de la tarde salió el líder de la banda, pero no hubo autógrafos. Luis no pudo saludar de mano a Bono, pero en cambio su amigo Adrián, quien llegó también a las 8 am pudo hacerlo.
Otros fanáticos con más suerte como Roger sólo tuvieron que esperar dos horas para tener la suerte de estrechar la mano de su ídolo.
Daniela Aparicio, quien al extender su mano logró tocar la del vocalista, cuenta que su madre la arrullaba con canciones de U2, por eso dice «soy fan desde los seis meses, Bono es como mi padre adoptivo».
En contraste con Luis Bernardo Gutiérrez, Daniela no se perdió el concierto del miércoles ni el del jueves, y por supuesto, tampoco se perderá el de hoy.
Agencia El Universal