“Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego.”
MAHATMA GANDHI
Querétaro.- Sin lugar a dudas, en las últimas semanas, el principal tema que ha ocupado la agenda política internacional es el de los famosos “WikiLeaks”, que son estas filtraciones de información secreta, discreta, confidencial o bien, como algunos la denominarían: “información de estado”.
Dichas filtraciones se integran por cerca de 200 mil documentos diplomáticos, grabaciones de audio e información secreta de Estados Unidos que revelan las observaciones que se envían a Washington desde otros países, las llamadas y todo tipo de información.
Su creador Julian Assange se ha convertido, en muy pocos días, en enemigo de los políticos y héroe para quienes les complace que salgan a la luz comportamientos poco éticos de los gobernantes, todo depende de a quién se le pregunte. Esta organización mediática, ha metido en aprietos a los primeros mandatarios de muchos países, incluido por supuesto al nuestro, a la Secretaria de Estado norteamericano Hillary Clinton y al Presidente Obama.
En nuestro país, algunos de los que perciben a Assange como un héroe son los medios de comunicación, quienes se ven beneficiados en términos de “rating” al satisfacer el morbo que pide determinada audiencia, y me pregunto qué más morbo puede existir que el escuchar las descalificaciones que hacen los principales actores internacionales sobre los países, sobre sus fuerzas armadas y sobre las mismas personas. Muy rentable.
En este caso, no se trata de un espectáculo o un escándalo de los políticos como hemos sido testigos en diferentes ámbitos sexuales, financieros y de la misma política, sino que ahora estamos hablando de cuestiones de inteligencia, seguridad y privacidad de las comunicaciones entre las naciones.
Quienes defienden que se den a conocer estas informaciones secretas –así como lo escuché en el noticiero de López Doriga– lo argumentan como un derecho que tenemos como sociedad a estar informados de lo que acontece en nuestro país y alrededor del mundo, que éste, es un ejemplo claro de la libertad de expresión y la transparencia dentro del órgano gubernamental por la que tanto se ha luchado a través de la historia.
Los que no estamos de acuerdo con la difusión masiva de estas fugas de información, es porque tenemos la certeza de que no abona en lo absoluto saber si el presidente Calderón dijo que “había cometido un error de cálculo sobre la profundidad y amplitud de la corrupción y también sobre la penetrante influencia del narcotráfico en México, que estaba más allá de toda comprensión” o que la embajada estadounidense en nuestro país dijera que nuestro ejército es torpe y lento; así podría seguir citando ejemplos, sin embargo me niego a que sigamos dando difusión masiva a las declaraciones poco afortunadas que se encuentran en este sitio de Internet.
Hoy culpan a Julian Assange de delitos sexuales cometidos en Suecia, y por ello es que seguramente lo llevarán a la cárcel, la duda queda en nosotros. Pero sobre todo lo que tenemos en nuestras manos es el poder de no acrecentar y de dejar de buscarle –como se dice– tres pies al gato, porque no ayuda en nada a la prosperidad y al bien común que todos como ciudadanos queremos para nuestro país. NO ABUSEMOS, y es que en los últimos diez años nuestro país ha sufrido diversos padecimientos, la “entrada a la democracia” con ese gran cambio prometido ha dejado a la sociedad insatisfecha y se han quedado inconclusos deseos aspiracionales con los que creímos en un cambio y después confiamos en apostar en contra de lo que se consideró como “un peligro para México”.
No necesitamos los mexicanos enterarnos de quién habla mal de nosotros como sociedad, como país o como Fuerza Armada. Necesitamos confianza en las instituciones, amor por la patria, valores y principios, entre un sinfín de aptitudes que, por supuesto, van jerárquicamente por encima de cualquier satisfacción del morbo humano.