Vargas Llosa ‘Patriarca’ de Peru

Mario Vargas Llosa, el laureado escritor peruano ganador del Nobel de Literatura 2010, logró lo que nadie había conseguido: levantar el alicaído ánimo de los peruanos y erigirse en una especie de ‘salvador’ moral de este país.

Una calle frente al mar con su nombre, afiches, reconocimientos, seminarios, fiestas en su sureña ciudad natal de Arequipa, orgullo en los cafés, comentarios a la salida del teatro, son sólo algunas de las manifestaciones de la ‘Vargas-manía’ desatada en el Perú.

El Nobel que afirmó que nunca usaría a sus personajes literarios para defender sus ideas políticas, pues terminaría por restar credibilidad a sus obras, está en boca de todos.

Los taxistas dicen que él ha salvado la imagen del país y lo consideran un ‘Patriarca’.

Joel Rebolledo, un taxista del servicio Metropolitano de Lima, confesó su admiración por este hombre que escribe una novela no para defender sus ideas políticas o religiosas, sino para contar historias.

‘Hay algo mágico en él. Yo lo leí en la primaria, luego en la secundaria y ahora lo he vuelto a releer. Siempre aprendo algo. Su visión me abre las puertas al mundo’, dice orgulloso Joel mientras se desliza en su auto por la costa limeña.

El autor de ‘Conversaciones en la Catedral’, ‘La Tía Julia y el Escribidor’, o ‘Los Cachorros’, que nació en 1936, es una especie de hombre que al cierre del 2010 vino a levantarle la moral a esta nación que ha padecido una serie de problemas económicos y políticos.

Vargas Llosa, quien no ha perdido la literatura de creación pese a que admite que las ideas y los ensayos son muy importantes, pero a diferencia de Jean Paul Sartre escogería la creación, recibió en Lima una vorágine de reconocimientos.

A donde vaya siempre recuerda a España, el país que le dio la oportunidad de emerger, pues fue allí donde el poeta y editor Carlos Barral lanzó ‘La ciudad y los perros’ y tuvo por el libro una fe que el mismo Vargas Llosa ha confesado no había tenido inicialmente.

Francia e Inglaterra son los otros países a los que debe mucho, pero es el segundo al que le debe su formación en civismo y democracia.

Otra cosa que le debe a Europa es la disciplina, pues allí aprendió qué es escribir.

Este obrero del arte de la escritura es tímido, a ratos introvertido, huye de la prensa o más bien cinco mujeres (su esposa Patricia Llosa y cuatro secretarias) lo blindan contra el asedio de los comunicadores.

Agencia El Universal