Fernanda Canales y Paloma Torres coincidieron en describir al Centro Cultural Elena Garro como un espacio público creado con la unión entre escultura y arquitectura, que potenciará las actividades culturales en la zona del Barrio de la Concepción, en Coyoacán.
Las dos encargadas del proyecto que redimensionará el espacio de la antigua casona, ubicada en la calle de Fernández Leal # 43, uno de los lugares más emblemáticos del Centro Histórico de Coyoacán, mencionaron que esta iniciativa es el mejor ejemplo de la unión entre diversas disciplinas técnicas y artísticas.
La arquitecta Fernanda Canales expresó que el proyecto parte de la idea de hacer de la librería un espacio abierto, mediante un bloque transparente que se añadirá a la fachada del antiguo inmueble y que visualmente mostrará los libros a los visitantes desde el primer momento, convirtiéndose en un nuevo concepto de librería de barrio.
“El edificio se percibirá como un gran foyer público, donde se exhiben los libros, la vegetación y la fachada de la casa, sirviendo como preámbulo del resto del espacio que se ubica en la casona y detrás de ésta. La idea es que una persona que tal vez no ha tenido mucho contacto con los libros, vea lo que ocurre en el interior y se sienta invitada”, dijo Canales.
Explicó que el proyecto se distribuye en tres bloques principales: el frente, de doble altura, que se maneja casi como espacio exterior; la casona, destinada para librería, que se convertirá en el espacio de transición hacia la parte trasera del predio, fomentando el paso de los visitantes por todo el recinto; y finalmente, el bloque rectangular, ubicado al fondo del terreno, que se destinará a un salón de usos múltiples, aulas, servicios, oficinas y estacionamiento.
“Así, parte del espacio se concentra en el tercer bloque, desarrollado en tres niveles, mientras los espacios de la casona se destinarán para la librería, y el cuerpo frontal se abre hacia toda la altura de la casona, ubicando dos muros laterales, convertidos en grandes contenedores de libros que, de piso a techo, enmarcarán la fachada existente y recibirá al visitante”.
Mencionó que parte de su inspiración para este diseño surgió de diversas fuentes, entre ellas la Librería Morgan, de Nueva York y el predio que resguarda la Literature House, de Berlín.
“También me baso en diversos diseños que he realizado a lo largo de mi carrera y donde he tratado de experimentar de manera diferente con el espacio. Lo que más me gusta de los ejemplos que mencioné es que no son espacios comerciales, sino que al igual que éste, están destinados a potenciar la cultura de su zona”.
El proyecto del Centro Cultural Elena Garro se extiende sobre un terreno total de más de 1,500 metros cuadrados. La librería contará con más de 40 mil títulos que serán distribuidos en dos niveles con más de 760 metros cuadrados, además de destinar otro espacio de 400 metros cuadrados tanto a las aulas de capacitación como a la sala de usos múltiples.
La escultora Paloma Torres mencionó que, a partir del diseño arquitectónico de Fernanda Canales, se planteó integrar al proyecto una obra de paisaje urbano que tiene como concepto principal la idea de un “bosque transformado” que representa la manera como la naturaleza se integra al entorno del hombre en las ciudades.
“El planteamiento de esta obra se basa en la forma como la sociedad utiliza la naturaleza para construir, se trata de una puertas y unas bardas de bronce que rodearán la librería y que tendrán cimbras impresas en el metal, representando la diversidad en la que vivimos en la sociedad contemporánea”.
Paloma Torres dijo que las puertas de acceso al estacionamiento miden 4.20 × 3.90 y están conformada por dos hojas que se abren. Además la barda que rodea el jardín medirá 420 × 16 metros; estas medidas, dijo, se tomaron en proporción a las medidas de la caja de concreto que enmarcará a la casona antigua.
“La intervención artística representa en cierta manera el bosque mismo de la sociedad y al mismo tiempo muestra la referencia de la madera como el material fundamental que se ha empleado en los libros a lo largo de los siglos con base en la celulosa extraída de los árboles”.
Afirmó que uno de sus propósitos es que el efecto final de la intervención artística sea como tener un jardín de cimbras dentro del jardín natural, por ello celebró que desde el diseño original hubiera un profundo respeto al entorno natural de la casona, conservando los árboles del terreno e integrándolos a la arquitectura.
“Sin duda, el Centro Cultural Elena Garro muestra la manera como arquitectos y artistas pueden trabajar de manera interdisciplinaria para concebir un nuevo espacio”.
Consideró que su intervención artística en bronce está pensada para durar muchos años y por ello, parte del trabajo lo realizará el propio tiempo y el medio ambiente al agregar una pátina muy atractiva al material de las bardas y de las puertas.
Con respecto al proceso técnico del terminado en bronce, explicó que se buscaron primeramente cimbras de madera a las que se les sacaron moldes en yeso y en caucho, mismos que registraron la veta de la madera.
“Posteriormente se vierte el bronce y se monta cada placa para conformar el muro. Estoy trabajando con una fundición muy profesional ubicada Cuautepec, donde se manipula también cada tramo de las barda que a veces puede tener un peso de hasta dos toneladas”.
La escultora definió el proceso de intervención artística como una experiencia muy artesanal que a veces le recuerda imágenes del medioevo, pues se trabaja con la decantación del bronce con procesos de gran tradición.
“La escultura siempre ha convivido con la arquitectura de una manera muy directa, además este proyecto tiene un significado muy especial porque se trata de una librería de género, la primera en América Latina en su tipo, lo cual como creadoras, pero ante todo como mujeres, nos parece una aportación importantísima”, concluyó Paloma Torres.