México.- Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrieron en la zona Arqueológica de Chalcatzingo, en Morelos, un altar cilíndrico con un cajete labrado al centro, que se presume usaron los olmecas hace unos 2.800 años como receptáculo de agua de lluvia a la que otorgaban un carácter ritual.
Tal hallazgo, se registró al efectuar excavaciones para drenar la denominada Terraza 6 o del Cazador, para asegurar la conservación de éste y otros dos monumentos: el llamado número 24, y el 27, que es una estela conocida como «El Cazador», de la cual toma su nombre esta sección del sitio, destaca un comunicado del INAH.
En el comunicado, el arqueólogo José Cuauhtli Medina Romero explicó que el descubrimiento del altar (de 1.30 m de diámetro y 46 cm de espesor) se logró hace unos meses durante esos trabajos enfocados a encontrar el piso de época prehispánica, para drenar el agua que se acumula durante la temporada de lluvias, y así evitar el deterioro de los antiguos monumentos.
El especialista mencionó que dicho contexto arqueológico corresponde al periodo Preclásico Medio, entre 800 y 500 a.C., cuando este asentamiento (localizado en el hoy municipio morelense de Jantetelco) recibió la influencia de grupos olmecas, cuya impronta se observa en los diseños de relieves esculpidos en piedra -varios de ellos de gran formato-, y que caracterizan a Chalcatzingo.
«Estas representaciones estilísticas poseen aspectos locales, sin embargo, otras evocan mucho a las que hay en el área nuclear olmeca, en la Costa del Golfo de México. Cabe decir que para esa época, un par de milenios antes de nuestra era, para estas incipientes sociedades la naturaleza era un elemento primordial para vivir, de ahí la veneración que le manifestaban a través de los monumentos», abundó.
El caso del altar cilíndrico no es la excepción, pues en su contorno tiene cincelados en altorrelieve las figuras esquemáticas de una nube y gotas, que podrían aludir a la fertilidad. Se trata de representaciones comunes en esta zona arqueológica morelense.
Abundó que la superficie del monumento fue trabajada mediante la técnica de acanalado, y uno de sus extremos fue desprendido intencionalmente en la época prehispánica en algún rito, lo cual en algunos contextos arqueológicos se interpreta como una «muerte ritual» del monumento.
Añadió que en los años 70’s, durante los trabajos dirigidos por el arqueólogo David C. Grove, se encontró un altar con características casi idénticas al recientemente descubierto, pero se determinó que había sido removido del lugar que ocupó en tiempos precolombinos.
Cuauhtli Medina abundó que cerca del altar cilíndrico, se localiza una estela que tiene relieves en sus caras poniente, norte y sur; representaciones de vírgulas (otro diseño común en Chalcatzingo) que tal vez aludan a nubes o a milpas, aunque es necesario realizar análisis iconográficos de estas manifestaciones.
«A pesar de que están próximos, es posible que ambos monumentos no hayan estado expuestos en la misma época, el altar está 40 centímetros por arriba del nivel del piso en que se encuentra la estela».
Además de la búsqueda de los niveles de piso originales para drenar el agua que se estanca durante las lluvias, se elabora un proyecto para la conservación de los monumentos ubicados en la Terraza del Cazador, «a fin de evitar que sean movidos del lugar original donde se descubrieron».
Agencia El Universal