El fenómeno del cambio climático ocasiona una baja poblacional de diversas especies que habitan distintos ecosistemas, y cuya labor es vital para la humanidad. Tal es el caso de las especies que se encargan de la polinización de la flora y los cultivos alimenticios, especialmente abejas y murciélagos.
Ante esta situación, la Semarnat trabaja en un programa piloto de cultivos orgánicos en la periferia de las áreas naturales protegidas (ANP) y con el objetivo de preservar diversas especies de polinizadores se aplican técnicas prehispánicas en cultivos de café y cacao, así como en la producción de miel.
Para México es muy importante salvaguardar a los polinizadores, ya que en el territorio se cultivan 316 especies de plantas para diversos insumos, 286 se destinan al alimento de los mexicanos y mercados de exportación, 80 son utilizadas como insumo para el vestido, vivienda u ornamentos, y se consumen 170 tipos de frutos que deben su existencia a los polinizadores.
En términos generales, 90 por ciento de la producción agrícola proviene de la polinización y como ejemplo la industria tequilera se debe en demasía a esta fauna, ya que una especie de murciélago fertiliza el agave Tequilana weber al transportar el polen de una a otra planta.
El caso del aguacate orgánico mexicano que ha alcanzado un éxito rotundo en su comercialización, ya que se cotiza al doble del precio de un cultivo tradicional de esta fruta, y a la vez aporta un beneficio ambiental, por lo que ahora los productores buscan crear corredores biológicos para la protección de los agentes polinizadores.
Uno de los estudios más destacados sobre las especies polinizadoras, el compendio Capital Natural de México, el cual menciona a abejas, aves y murciélagos entre los principales dispersores de polen, útil no sólo en la reproducción de plantas silvestres, sino también en la de casi 90 por ciento de las 130 especies cultivadas en México. Sin embargo, este proceso natural está siendo alterado por el cambio climático que provoca la movilidad de estas especies a sitios alejados de sus ecosistemas tradicionales.
Este estudio indica que los aumentos de temperatura, mayores ciclos de lluvias, desertificación de suelos, traspolación de climas, presencia de especies invasoras, cambio de ecosistemas por sistemas ganaderos y cultivos, así como fenómenos naturales, alteran y amenazan los ciclos de vida de los polinizadores.
Además, en algunas prácticas agrícolas no se han tomado en cuenta los daños a los ecosistemas y la biodiversidad al utilizar compuestos químicos en el campo o introducir especies exóticas. La Semarnat busca revertir esta situación con el fomento de acciones de coexistencia de la biodiversidad y la agricultura intensiva.
En el caso de las abejas, 90 por ciento de las mil 589 familias de esa especie son recolectoras y transportadoras de polen hacia cultivos y plantas silvestres. Por tal razón es obligación de todos los involucrados en los sistemas agrícolas y de preservación de la biodiversidad proteger a esta fauna que lleva a cabo un proceso vital para la alimentación humana y la expansión de los ecosistemas.