Investigadores creen que los delfines exhiben un comportamiento similar al de los humanos ante la muerte de sus seres cercanos.
Aunque corremos el riesgo de imponer cualidades antropomórficas en animales que poseen características propias, los cetáceos exhiben la que probablemente sea la cualidad más humana de todas, la empatía (justo lo que hace que Phillip K. Dick distinga entre los androides y los humanos). Recientes estudios habían sugerido que los cetáceos son sensibles al aspecto emocional de sus compañeros e incluso de los humanos, pero ahora nueva información apunta a la posibilidad de que sean también conscientes de la muerte, algo que sólo ocurre en muy pocas especies del planeta.
El investigador Joan Gonzalvo del Instituto Thethy en Milán cree que los delfines nariz de botella también se lamentan ante la muerte de sus familiares. En el 2007 Gonzalvo observó a una madre que se mantuvo cerca de su cría muerta, levantándola repetidamente a la superficie, en un comportamiento que duró por dos días, como si “no pudiera aceptar su muerte”, algo que le sucede a muchas madres humanas. Esto se complementa con lo que observó un año después, cuando un grupo de delfines adultos sostenía a un delfín de tres meses de edad, en claro sufrimiento, a quien los mayores intentaban en vano mantenerlo a flote. Los delfines nadaban erráticamente estresados hasta que el delfín murió. Gonzalvo se sorprendió de ver que entonces los delfines inmediatamente dejaron que la cría muerta cayera al fondo del océano, aceptando su muerte. La impresión que le dejó esta experiencia fue que esta vez los delfines estaban preparados para la muerte.
Ingrid Visser de la Fundación para la Investigación de las Orcas en Tutukaka, Nueva Zelanda, ha visto a delfines nariz de botella y a orcas acarreando a sus muertos, en lo que interpreta como una especie de luto y lamento. “Sabemos que los cetáceos tienen neuronas von Economo, las cuales han sido asociadas con el lamento de la muerte en los humanos”, dice Visser.
En el caso de las ballenas piloto, esta investigadora ha observado que cuando una muere las otras se detienen cuando pasan a su lado, “Como si estuvieran confirmando su muerte. Y si intentábamos hacer que pasaran sin detenerse, ellas luchaban por regresar al animal muerto”.
Es difícil decir hasta qué punto los cetáceos entienden la muerte, pero ciertamente muestran un comportamiento que sugiere que se destacan de otros animales, y si bien puede ser una proyección antropomórfica considerar que viven la muerte como nosotros, también es un dejo antropocéntrico pensar que solo nosotros tenemos conciencia de la muerte.