
Los Legionarios de Cristo celebrarán 70 años el próximo 3 de enero, pero lo harán, por primera vez, sin mencionar ni colocar la imagen de su fundador, Marcial Maciel Degollado, acusado de pederastia durante una década.
El festejo estará empañado con la segunda visita apostólica (auditoría del Vaticano) para investigar esta vez el funcionamiento del Movimiento Regnum Christi, cuyos miembros no usan hábitos pero evangelizan bajo los principios de esta congregación.
En 1997, las acusaciones de pedofilia contra el padre Maciel cimbraron a la Iglesia católica. Durante 10 años, el Vaticano lo respaldó. Políticos, empresarios y otros seguidores defendieron al sacerdote, quien fue considerado ejemplo a seguir hasta su muerte, por cáncer, en enero de 2008. Desde 2005, el Sumo Pontífice pidió a Maciel retirarse e iniciar “una vida reservada de oración y penitencia, renunciando a cualquier forma de ministerio”.
El asunto no quedó ahí. Benedicto XVI ordenó una investigación. Nombró a cinco obispos para indagar, y para tener éxito derogó el cuarto voto de la Constitución legionaria, que obligaba a los seguidores de Maciel a confesarse sólo con sus superiores y a guardar secreto sobre conflictos internos. En 2010, Roma admitió la doble vida de Maciel que, según una de sus viudas, llevaba bajo el nombre de Raúl Rivas.
La Iglesia católica reconoció el delito de pedofilia. Según testimonios en distintos medios mexicanos y extranjeros, Marcial Maciel hizo vida conyugal y procreó por lo menos tres hijos: Raúl González Lara, Omar González Lara y Norma Hilda.
Maciel murió sin reconocer su responsabilidad por abuso sexual ni su paternidad. Nunca pronunció la palabra perdón, y tampoco tuvo un juicio canónico.
Benedicto XVI reconoció, en el libro ”Luz del Mundo”, que el Vaticano actuó “con mucha lentitud” por lo “bien ocultas” de esas prácticas.
Luego de la visita apostólica, el Papa ordenó borrar a Maciel de la historia de la Iglesia católica, y enterrar el sueño del sacerdote michoacano de ser canonizado.
Agencia El Universal