A pesar de la intensificación de esfuerzos conservacionistas en la última década, lo cierto es que la pobre conciencia y respeto que mantienen muchas personas en torno al valor de las especies animales, en combinación con la torpeza de las autoridades y la dominación de intereses económicos sobre la integridad del medio ambiente, siguen causando estragos en la naturaleza.
Las más recientes víctimas de esta decadente actitud del ser humano han sido el rinoceronte de Java (Rhinoceros sondaicus annamiticus), especie cuyo último ejemplar en Vietnam fue asesinado por unos cazadores furtivos, provocando la extinción de esta especie en el país, y el tiburón de Galápagos, en Brasil.
En el primero de los casos, el rinoceronte de Java fue la víctima de unos cazadores que buscaban extraer su cuerno, un objeto altamente preciado en la medicina china que se comercia en el mercado ilegal. lamentablemente el rinoceronte no está solo en su batalla contra la inconsciencia, ya que otras especies se encuentran gravemente amenazadas, entre ellas el elefante asiático, el tigre, el cocodrilo siamés y el langur de nariz chata de Tonkin (o mono de Dollman), todos ellos al borde de la extinción en la zona.
En el segundo de los casos, el último tiburón de Galápagos que habitaba en Brasil fue muerto, al igual que cientos de sus antecesores, durante actividades de pesca comercial de atún, pésimamente reguladas por el gobierno brasileño. Los especialistas temen que la ausencia de este animal en las aguas de Brasil genere un desequilibrio en el ecosistema, pues los depredadores intermediarios podrían reproducirse sin control.