El hombre que empezó a pintar después de ver un Ovni

El pintor uruguayo Alexandro García nos invita a dar una vuelta por el plano astral, hacia el lugar donde los dioses espaciales hacen mundos con símbolos.

La visión de una nave espacial cambió la vida del artista uruguayo Alexandro García, quien sin ningún entrenamiento plástico empezó a materializar su perspectiva de la realidad. El resultado es una conciencia diáfana de los mundos secretos de la imaginación y la hiperestesia. Habitar dentro de este universo mágico y navegar los planos astrales, utilizando “el pájaro del alma” para nadar en el cielo de la luz o soñar despierto en el plano astral y capturar la armonía de las esferas, las sutilezas del espectro electromagnético.

García mantiene un espíritu lúdico en sus registros akashikos, como un niño índigo en un laboratorio de alquimia que lleva hacia el jardín secreto en cuyos árboles o sephirots cuelgan las frutas fractales del demiurgo. Oscilando ahí, girando en espirales, caleidoscopios y carruseles, el profundio misterio, más allá de los pasteles, de un extraño conjuro y los paisajes siderales desde donde nos visitan, los atardeceres en el fondo de la miarada de los extraterrestres… Como un viaje de DMT que abre el tercer ojo a los mundos alienígenas de naguales galácticos y arcontes virtuales rueda-de-la-fortuna en el álgebra derrtida que nos cifra. Nos vemos ahí parece decirnos, en su mapa de dimensiones astrales, y el ojo en la pirámide-nave toma vuelo.