Dos días de luto por Evora

Lisboa.- Cesária Evora, la voz más importante de Cabo Verde y una de las más relevantes de toda Africa, se apagó ayer a los 70 años en San Vicente, su tierra natal, víctima de serios problemas de salud que le hicieron dejar la música hace tres meses. El fallecimiento de la artista conmocionó a su país y a las naciones de habla portuguesa, para las que la “diva descalza”, como era conocida, se había convertido en un símbolo.

Su estado de salud había empeorado notablemente en los últimos meses después de que en 2008 padeciera un infarto cerebral.

La artista fue internada el viernes en el hospital Baptista de Sousa y murió ayer víctima de una insuficiencia cardiorrespiratoria y tensión cardíaca elevada, según informaron medios estatales lusos, dejando huérfano a un país, Cabo Verde, que tuvo en ella a su mayor exponente artístico.

Jefes de Estado, presidentes, ministros y numerosos representantes de la cultura lusófona coincidieron en lamentar su “irreparable” pérdida y consideraron a Cesária Evora “la traducción más universal de la palabra Cabo Verde”, aunque destacaron la supervivencia para siempre de su gran legado musical.

El gobierno de su país decidió ayer decretar dos días de luto oficial como homenaje a su figura.

El duro camino al éxito

La artista fue la principal responsable de dar a conocer al mundo el blues caboverdiano, la llamada “morna”, así como la “coladera”, similar a la anterior pero con un ritmo más acelerado, géneros influenciados por Europa y Latinoamérica. La artista nació el 27 de agosto de 1941 en Mindelo, un pequeño municipio al norte de la Isla San Vicente. Evora fue hija de una cocinera y un músico.

Acostumbrada en casa a escuchar el violín de su padre y el saxofón de su hermano Lela, comenzó en el mundo de la canción con apenas 16 años.

Bares y restaurantes de su localidad natal se convirtieron en los primeros escenarios que pisó Cesária Evora, apodada como la “diva descalza” por actuar siempre con los pies desnudos. El éxito le fue esquivo y costoso, y para llegar a él tuvo que superar una fuerte crisis, en 1975, precisamente cuando Cabo Verde consiguió la independencia de Portugal.

Durante una década dejó de cantar y cayó en el consumo abusivo de alcohol, especialmente el “grog”, un aguardiente típico de su país.

La artista logró superar sus problemas tras una década de ausencia y a partir de 1985 volvió a actuar, concretamente en Lisboa, donde comenzó a cantar en un local con música en vivo en la capital lusa y grabó su primer trabajo en solitario.

Clave en su llegada a la celebridad fue José da Silva, productor caboverdiano que conoció a Cesaría Evora en 1987 en un restaurante lisboeta y la convenció para trasladarse a París, donde crearon juntos el álbum La diva descalza, que salió a la venta apenas un año después.

Todavía faltaba un disco más, Mar Azul (1991), para que la cantante caboverdiana comenzara a tener éxito entre el público y la crítica, lo que se confirmó con Miss Perfumado (1992), su trabajo más importante y que llegó cuando tenía 50 años.

Los viajes por todo el mundo se sucedieron a partir de entonces, lo que le dio la oportunidad de actuar junto a artistas como Chucho Valdés, Caetano Veloso y Compay Segundo.

“Cize”, como era llamada cariñosamente por los amigos, publicó a lo largo de su carrera más de una veintena de álbumes y vendió más de cuatro millones de discos. Recibió el Premio de la Música de la UNESCO, un Grammy a Mejor Album y la consideración de Caballero de la Legión de Honor de Francia.

Entre los temas más conocidos de Cesária se encuentra “Sodade”, palabra que en caboverdiano significa “nostalgia”, y que define la sensación que deja en el mundo de habla portuguesa tras su marcha.

Agencia El Universal