Oaxaca.- Un horno que fue usado por ancestros zapotecas para la elaboración de piezas de cerámica, hace más de mil 300 años, confirma la larga tradición de esta actividad alfarera en Oaxaca. Dicho fogón prehispánico se descubrió recientemente en la Zona Arqueológica de Atzompa, que abrirá al público este año.
Se trata de uno de los fogones mejor conservados de todos los que se han hallado en el área zapoteca, aun los encontrados con anterioridad en la Zona Arqueológica de Monte Albán. Este horno permite ligar la tradición alfarera prehispánica con la actual actividad artesanal de la comunidad de Santa María Atzompa, logrando así la identificación de la sociedad contemporánea con sus antepasados.
Lo anterior fue dado a conocer por el arqueólogo Jaime Vera, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), responsable de los trabajos de excavación en el lugar, quien detalló que dicho horno estaba enterrado bajo un piso de estuco de la plataforma conocida como Casa de los altares.
«Preliminarmente, se presume que quizá data de los primeros años de ocupación del sitio prehispánico (entre 650 y 900 d.C.), es decir, de hace más de mil 300 años, lo que se ha inferido a partir de la cerámica asociada que también se encontró, y la profundidad -2.2 metros- en que se halló, muy por debajo del piso de estuco que lo cubría, que corresponde a esa época; para confirmarlo se harán estudios».
Los primeros indicios del horno, dijo el arqueólogo, se detectaron en la cuarta temporada de exploraciones, en agosto de 2010, al liberar la fachada de un pequeño montículo ubicado al norte de la Casa de los altares, donde se encontró una oquedad debajo del estuco que estaba roto, por lo que se hizo un pozo de sondeo de un metro y se alcanzaron a ver muros de adobe; fue hasta la siguiente fase de excavación, de marzo a diciembre de 2011, en que se logró desenterrar totalmente la antigua construcción y se observaron sus características principales: una pared de adobe en forma cilíndrica y las troneras.
Sobre la misma plataforma Casa de los Altares, poco antes de hallar el horno se encontraron asociadas a éste nueve ollas fragmentadas de cerámica gris, cuyas dimensiones oscilan entre 90 centímetros de diámetro y 1.2 metros de alto, de las cuales tres presentan incrustaciones alrededor del cuello, como si fueran espinas.
«El horno -añadió el arqueólogo Vera- consta de una pared circular de adobe de 2.1 metros, a partir de la superficie hacia las troneras (soporte donde se colocaban los objetos a cocer) que están dispuestas de manera convergente hacia el centro, y un respiradero en la parte inferior de aproximadamente 20 centímetros; si bien los hornos contemporáneos no son idénticos en dimensiones y disposición de las troneras, sí conservan los elementos constitutivos y la función como espacio de cocción de cerámica».
El investigador del INAH detalló que para la protección momentánea del vestigio, nuevamente fue cubierto con tierra, con la intención de hacer su consolidación en la siguiente temporada de excavación, prevista para próximo, y colocarle un techo bajo y ligero que correrá de sur a norte; la finalidad es exhibirlo a los visitantes de la zona arqueológica, posiblemente el segundo semestre del año, procurando evitar la entrada de fuertes vientos, agua o de tierra que azolven el horno.
Jaime Vera también dio a conocer que como parte de los trabajos de excavación, en una banqueta del Patio Este de la plataforma Casa de los Altares, se hallaron dos esgrafiados a manera de croquis, los cuales tienen representaciones de la probable distribución de dicha estructura en forma de cruz, con las escalinatas dibujadas al frente.
La Zona Arqueológica de Atzompa, de aproximadamente cuatro kilómetros cuadrados, funcionó como una pequeña ciudad satélite de la urbe zapoteca de Monte Albán, durante el periodo Clásico Tardío (650-900 d.C.), como consecuencia de la expansión de esta última ciudad y su desmesurado crecimiento poblacional.
Los especialistas consideran que en el sitio residió la elite -posiblemente proveniente de Monte Albán-, según elementos de su diseño urbano, como la carga arquitectónica, el volumen de construcción, la ubicación de la zona (en la colina norte para tener control sobre el fértil Valle de Etla) y piezas de cerámica de acabados detallados y finos, y diseños decorativos propios de objetos rituales.
Dicho lugar es considerado por los expertos como un sitio constitutivo de Monte Albán, por la similitud entre los rasgos arquitectónicos de ambas urbes, como la combinación de piedra y estuco, las terrazas abiertas, cornisas y trabajo fino sobre piedra.
«Ubicada a cuatro kilómetros de Monte Albán, Atzompa tiene un total de 40 estructuras registradas hasta el momento, de las cuales 15 se han liberado, lo que corresponde a 30% del área nuclear de la zona arqueológica.
«El sitio se localiza sobre un cerro y consta de cuatro terrazas donde se distribuyen pequeños montículos, así como edificios de gran tamaño, templos, una unidad administrativa, un adoratorio y tres canchas de juego de pelota, una de ellas -de 45 metros de longitud- es considerada la más grande hallada hasta ahora en el área zapoteca», precisó Jaime Vera.
El experto indicó que a lo largo de las cinco temporadas de excavación e investigación que se han realizado desde 2007 a la fecha, se han encontrado piezas de cerámica semejantes a las de Monte Albán, aunque con mayor diversidad de formas; 13 ollas fragmentadas, incluidas las nueve asociadas al horno, así como materiales alóctonos (que están en un lugar diferente al de origen) que demuestran que hubo relación con Teotihuacan; además de obsidiana procedente de la Sierra de las Navajas, en Hidalgo, y de Guatemala.
Los trabajos para dotar de infraestructura necesaria a la Zona Arqueológica de Atzompa continuarán, ya que es uno de los sitios prehispánicos que abrirán al público este año.
Agencia El Universal