Amigos, familiares y admiradores de Ricardo Legorreta, coincidieron en el homenaje póstumo, en donde destacaron que en el corazón de la arquitectura mexicana vivirá siempre y continuará germinando la semilla que sembró este creador en los espacios urbanos, el imaginario artístico y los elementos más entrañables de la cultura mexicana.
El arquitecto, quien falleció en diciembre pasado, fue recordado en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, en el homenaje luctuoso en el que participaron Consuelo Sáizar, presidenta del Conaculta; Felipe Leal, Francisco Serrano, Víctor Legorreta, Louise Noelle y Rafael Tovar y de Teresa.
La titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes anunció que los restos de Ricardo Legorreta descansarán en la Rotonda de las Personas Ilustres.
“Recibí instrucciones muy precisas de iniciar los trámites para trasladar los restos del arquitecto a ese sitio. Ricardo Legorreta, uno de los grandes arquitectos de México, si así lo dispone su familia, descansará con toda justicia en la Rotonda de las Personas Ilustres”.
Consuelo Sáizar dijo que Ricardo Legorreta fue un artista de excepción, cuyo talento y sensibilidad arquitectónica fue admirada por sus pares y contemporáneos.
“Amante de la sencillez, de la elegancia y la funcionalidad, Legorreta desarrolló cada obra con base en su propio ideal, hacer un homenaje a la vida y a la felicidad”.
Rafael Tovar y de Teresa destacó que la obra de Ricardo Legorreta está en Europa, Estados Unidos y Oriente, siendo reconocida por su estilo que fusiona la funcionalidad con una estética clara.
“Su logro no fue el de un constructor sino el de un artista, él mismo decía que una obra debe dar paz y felicidad a quienes la ocupan, pues lo otro sólo es construcción”.
Recordó que el trabajo de Legorreta obsequió el edificio del Centro Nacional de las Artes, mostrando su talento para crear un espacio multidisciplinario para el aprendizaje de todas las expresiones artísticas.
“Decía siempre que sus logros eran los de un país y los de su equipo, fue un hombre pleno que se fue en admirable armonía interior, su intención era que lo recordaran en la plenitud de su pensamiento y no sólo cuando nuestra mirada encontrara una obra suya. Lo recordaremos como un creador que pertenecerá eternamente a nuestra cultura y nuestra sociedad”.
El arquitecto Francisco Serrano rememoró diversas anécdotas con Ricardo Legorreta en algunas obras de urbanización del Distrito Federal.
“Recuerdo cuando comenzó a realizar obras en el extranjero e incluso cuando lo invitaron a dar clases a la Universidad de California, fue un hombre muy entregado a su trabajo, uno de los pocos arquitectos que logró convocar a numerosos jóvenes en formación como un verdadero maestro”.
Felipe Leal afirmó que Ricardo Legorreta dedicó su vida a observar la naturaleza y nuestras tradiciones mexicanas, siendo un hombre sencillo que antepuso la belleza a todo, creando atmósferas y ambientes de singular plasticidad.
“En resumidas cuentas deseaba producir felicidad, se preocupaba por el humor, el misterio, la belleza, todo eso que caracteriza nuestra cultura. Fue uno de los constructores del estereotipo de lo mexicano y de su importancia. Trabajó sin descanso para colocar a nuestro país y cultura en la mira del mundo”.
Y agregó: Ricardo siempre decía “hace falta más México fuera de México, tenemos mucho que aportar”, por ello construyó numerosas obras en cuatro continentes, siendo con su legado uno de los principales embajadores de nuestra arquitectura en el mundo.
Louise Noelle recordó que en 1976 conoció a Ricardo Legorreta en el taller de Mario Pani, admirando la gran obra de su factura destinada a la educación, buscando además de la belleza, la funcionalidad, tal como puede verse con la Universidad Autónoma de Nuevo León y el Centro Nacional de las Artes, además de bibliotecas en los Estados Unidos, así como el Instituto de Estudios Superiores de Monterrey y el edificio de posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM, entre muchos otros.
“Su legado en la solución de los espacios museísticos fue también admirable, entregando obras como el Museo Tecnológico de la Innovación, el Museo Marco de Monterrey y Papalote, Museo del Niño, entre otros. Ricardo, realmente te vamos a extrañar”.
Victor Legorreta recordó a su padre como un hombre con un entusiasmo ilimitado con un gran gusto por la vida que motivó que los demás dieran siempre lo mejor de sí mismos, pues soñaba con los proyectos y ponía la misma dedicación al diseño de un baño que al plan maestro de una importante obra.
“Podría haber tenido muchas profesiones anexas como la de agente de viajes, organizador de bodas, tenista o torero, le gustaba estar siempre rodeado de gente joven, de sus nietos, le entusiasmaban los nuevos modelos electrónicos.
“Sin duda ya no habrá Ricardo Legorreta, sin embargo su espíritu sigue vivo en quienes admiramos su obra, trabajamos a su lado, viviendo esta vida como él nos enseñó, con luz, dedicación y amor”, concluyó.