Campaña dividida, campaña fracasada

El secreto peor guardado de la política nacional es la falta de unidad en el comité de campaña de Josefina Vázquez Mota, cuyos integrantes no se dedican a combatir a sus adversarios externos, sino sobre todo a sí mismos.

Ya no solo en los corrillos de la alta política nacional, sino incluso entre periodistas y líderes regionales se sabe con toda claridad que el equipo de la candidata panista padece fracturas que dificultan actuar con la altísima unidad de propósito que demanda una campaña presidencial. Este mal de origen es provocado por el calderonismo, cuyo divisionismo acabó por contagiar al PAN en su totalidad.

No se puede borrar un sexenio de enemistades y enconos por decreto presidencial, forzando la unidad solo para un esfuerzo electoral. Hay una historia de agravios perpetrados por el equipo de Felipe Calderón que llenan de suspicacia y hasta rencor la dinámica al interior del comité de campaña de Josefina.

Recordemos que hace pocas semanas ella misma denunció ser espiada por reconocidos elementos del calderonismo —Genaro García Luna y Alejandra Sota— y meses antes había llamado “patán” a Ernesto Cordero en una grabación filtrada ilegalmente.
Pues bien, ese es el equipo que ha entrado a reforzar su campaña; esos “espías”, esos “patanes”, son quienes hoy tienen en sus manos el destino de su candidatura.

Los resultados están a la vista: una racha récord de errores, un mensaje que no impacta al electorado y una caída en las encuestas que ya tiene a la candidata al borde del tercer lugar.

Deserciones
Ante este escenario, no solo las encuestas se van enflacando, también las filas del comité de campaña. Esta semana anunció públicamente su salida del equipo josefinista Francisco Ramírez Acuña, quien parte a un exilio dorado como embajador a España. Igualmente Gustavo Madero retomó su labor como senador.

Este segundo caso es el más grave, pues una campaña presidencial demanda un jefe de partido comprometido el cien por ciento de su tiempo, no uno que divida su tiempo con otras labores. Además, ya no hay agenda legislativa, por lo que se deja ver que el único interés de Madero por regresar al Senado es económico.

Con las piedras dejadas por las ruinas de lo que destruyeron, desde Los Pinos se comienzan a construir puentes con el puntero en las encuestas, lo que equivale a una rendición de la casa presidencial.

Lo más preocupante es que esta total ausencia de compromiso y de mística, de valor para jugarse el todo por el todo buscando un bien superior puede causar un severo daño a Acción Nacional, no solo la pérdida de una elección, sino una desbandada que deje al panismo en el peor escenario de su historia.

Ello no parece importar a las cabezas del calderonismo. Total, la mayoría ya cuenta con cargos plurinominales, ¿qué más les da si sus reyertas hacen perder al PAN la presidencia de la república?

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