Extraviado para la mayoría por 400 años en la selva invasora de los Andes, la magia de Machu Picchu se reavivó después de la exploración del estadounidense Hiram Bingham quien la redescubrió en 1911 y la trajo al mundo moderno.
Un siglo después, sigue siendo asombrosa, evocando la maravilla de los reyes Incas y del opulento retiro escondido en las alturas, un maravilloso santuario envuelto por montañas, valles profundos y las siempre presentes nubes que se arremolinan en el cielo.
Incluso las llamas parecen ser capaces de escuchar a sus fantasmas.
Las casas de piedra y avenidas, plazas y los lugares sagrados, nos hablan de la vida aún presente pero invisible.