México, D.F.- Tras los sismos que sacudieron al país el 20 de marzo y 2 de abril, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) trabajan en el rescate de trece templos de los siglos XVII y XVIII, ubicados en la costa poniente de Oaxaca, que se vieron seriamente afectados por ambos siniestros.
Desde hace casi tres meses se corrigen problemas estructurales como grietas y fracturas en muros, bóvedas y campanarios, desprendimiento de tejas y vigas; afectaciones que en conjunto representaban un riesgo para la conservación y salvaguardia del patrimonio cultural de esa entidad.
Se trata del Programa Emergente para la Atención a Monumentos Históricos, que desarrolla el INAH, a través de su delegación en Oaxaca y la Coordinación Nacional de Obras y Proyectos, y para el cual se ha destinado un presupuesto de 13 millones de pesos. Las labores se desarrollan con la participación de las comunidades, bajo la supervisión de especialistas del Instituto. Hasta la fecha se tiene 80 por ciento de avance.
Los movimientos telúricos registrados el 20 de marzo y 2 de abril, tuvieron una magnitud de 7.4 y 6 grados en escala de Richter, respectivamente, con epicentro en las comunidades de Ometepec, Guerrero, y Pinotepa Nacional, Oaxaca.
De acuerdo con Eloy Pérez Sibaja, delegado del INAH en Oaxaca, a partir de la declaratoria de emergencia una serie de dependencias federales y estatales han intervenido de manera oportuna para atender la problemática.
En este sentido, dijo, en el recorrido que hizo el Instituto por la zona afectada de esa entidad, se determinó daño en 99 inmuebles de la región, sin embargo, por el alcance del programa y la gravedad del problema se trabaja en trece templos de la costa poniente.
Dichos inmuebles religiosos se localizan en los municipios de Santiago Jamiltepec y Putla Villa de Guerrero, y fueron construidos —en su mayoría — por los dominicos durante los siglos XVII y XVIII. Se trata de edificaciones elaboradas con adobe, cubiertas de madera, techos de teja y mampostería de piedra, explicó el arquitecto Eloy Pérez.
Las labores, que se prevé finalicen en septiembre próximo, se efectúan en los templos de la Santa Cruz, San Francisco, San Sebastián Mártir, Santiago Apóstol, San Agustín Obispo, Santa Catarina Mártir, San Juan Bautista, San José Patriarca y San Antonio Abad; así como los dos templos de las localidades de San Pedro Amuzgos y San Pedro Jicayán; y dos más de las comunidades de San Miguel Tetepelcingo y San Miguel Tlacamama.
“En general, los deterioros de estos recintos son grietas, fracturas y colapsos parciales en muros cubiertas y campanarios; desfase y desarticulación de estructuras de madera y pérdida de tejas, así como grietas en campanarios y bóvedas, entre otros”.
Los monumentos más afectados son el Templo de San Pedro Apóstol, de la comunidad de San Pedro Jicayán, el cual está hecho de adobe y sufrió daños severos en el muro testero (cabecera del templo) y los laterales, desprendimiento de sillares (piedras labradas) y colapso parcial en su cubierta de madera.
Otro caso es el Templo de San Antonio Abad, de la localidad de San Antonio Tepetlapa, que presenta serias afectaciones en el coro y sotocoro (coro bajo), así como en el campanario. Además del Templo de San Agustín Obispo, del poblado de San Agustín Chayuco, que tiene fisuras en la torre campanario, fracturas transversales a nivel de muros en la nave y grietas en la fachada principal.
El delegado del INAH en Oaxaca indicó que algunos templos están abiertos al culto, sin embargo, la mayoría eran utilizados como bodegas y anexos de la iglesia, donde almacenaban los elementos que ocupan en la misa; esto debido a que las comunidades han edificado templos contemporáneos, varios de ellos en las últimas décadas.
El estado de conservación de los inmuebles antes de los sismos, dijo, era regular, ya que no tenían el cuidado adecuado, debido a la idea errónea de que lo nuevo es mejor.
Por ello, dijo Eloy Pérez, como parte de esta iniciativa se ha involucrado a la población en la atención de su patrimonio arquitectónico, a fin de generar conciencia y garantizar la conservación de los edificios religiosos. Además, se han programado presentaciones en la asamblea de las comunidades, a fin de difundir los trabajos que se realizan y el valor histórico de las construcciones.
“Con la rehabilitación de los espacios y con la difusión de las labores del programa creemos que se puede lograr que los edificios vuelvan a tener su función original”, abundó el especialista.
Posterior al programa emergente del INAH, el Gobierno del Estado de Oaxaca a través del Instituto del Patrimonio Cultural, tiene el interés de intervenirlos, en lo relativo a la pintura y acabados.
Cabe señalar que en las zonas arqueológicas no hubo daños por los sismos, en este caso solo hay afectaciones mínimas a causa del huracán “Carlota”, que tocó tierras oaxaqueñas en junio pasado, como el humedecimiento del núcleo de algunas estructuras prehispánicas. De acuerdo con el reporte del área de arqueología son daños menores, que no requieren atención mayor a la que reciben mediante los programas constantes de mantenimiento.