¡Reforma normalista!

Como lo habíamos previsto y comentado la semana anterior, uno de los acuerdos para que regresaran a clases los normalistas de Michoacán, después de una serie de arbitrariedades del gobierno de aquel estado, es que el Inglés, como asignatura incluida en la nueva currícula NO sea OBLIGATORIO. Tremenda aberración, de imponer el estudio de esa lengua extranjera, en la mayoría de las escuelas del país, discriminando totalmente a las lenguas locales, ha sido una práctica generalizada, aún sin que se avalara en la última “reforma” en las Escuelas Normales. México es un país rico en su diversidad de culturas, que desde luego incluyen sus propias lenguas.

En el Distrito Federal ya había ocurrido lo contrario, de manera totalmente arbitraria, quitaron de los planes de estudio, el Francés, lengua por demás importante en el mundo entero. El problema reside en que, NO hay consulta alguna a la ciudadanía, a los estudiantes, a los especialistas en diseño curricular. El actual secre de Educación, desconocedor absoluto del campo que pisa y en donde cobra sus “emolumentos”, avaló sin chistar, al estilo de la propuesta “preferente” de Felipe, en cuanto a la ley laboral, la obligatoriedad del Inglés. Nada menos que en los nuevos Planes de Estudio de las Escuelas Normales, incluyendo los internados, como los de Michoacán, en donde predominan (al igual que en Oaxaca) las lenguas de origen mexicano.

En política educativa, emanada de la “reflexión y de la consulta a la almohada y sus acompañantes”, que se implantó desde Zedillo y se consolidó con Vicente, se cometió el grave error de eliminar al Consejo Nacional Técnico de la Educación y sus filiales en los estados, que habían implantado la CONSULTA NACIONAL, para modificar cualquier renglón del campo educativo. Increíblemente, durante el mandato de Carlos Salinas de Gortari, para la toma de decisiones en cuanto a las modificaciones de los Planes de Estudio, enfoques metodológicos, Libros de Texto Gratuitos, integración del Programa Nacional de Modernización Educativa, entre otras cosas, se realizaron FOROS de consulta a lo largo y ancho del país. A nosotros nos correspondió realizar la parte que le tocó al Estado de Oaxaca.

No es posible, que la política educativa de un país como el nuestro, en donde lo que predomina es la DIVERSIDAD en todos sentidos, la dicten dos o tres personas, tal como ha acontecido en los años recientes. Vicente Fox dijo que habría que enseñar a los estudiantes mexicanos, Inglés y Computación: después, la secretaria SEP de facto, se fue más a fondo, ordenando que se cambiaran las escuelas normales, abriendo en su lugar, academias de Inglés. ¡Así de fácil! Uno, aprendió la lengua sajona, vendiendo refrescos embotellados en el “camión rojo” y la otra, durante su larga permanencia en una de sus mansiones en el extranjero.

De ninguna manera desconocemos la importancia de la lengua y de la cultura anglosajona ; pero jamás avalaríamos que se impusiera como lengua nacional para los mexicanos, aunque quizá con el siglo, en México puede llegar a ser como Canadá, en donde se hablan dos lenguas oficiales, Francés e Inglés. México tiene culturas propias, que han brillado en diversas épocas. Los pueblos indígenas hablan lenguas preciosas, que sus hijos deberían preservar, esas sí, como lenguas obligatorias en la currícula que debería tener características que atendieran a las NECESIDADES de aprendizaje a nivel REGIONAL. Sería extraordinario que los niños y jóvenes de poblaciones de origen náhuatl, pudieran leer en esa lengua, las obras del Doctor Miguel León Portilla. Como también sería extraordinario, que en la Sierra de Ixtlán, se estudiara el Zapoteco y el Mixe. Son esas lenguas, apenas un ejemplo de la gama de preciosos idiomas hablados en lo que ahora es México, durante la época pre – hispánica. En Oaxaca solamente existe una Escuela Normal Bilingüe, en donde se prevé la enseñanza del nivel básico, en las lenguas autóctonas de los niños. Al menos es uno de los intentos, dignos de admiración y respeto, de los maestros oaxaqueños. No hay duda de que, la política educativa nacional, no puede ser dictada desde una escritorio de la SEP, ni mucho menos por los caciques sindicales, manipulados por una señora que ha dado muestras de leer y expresarse, de manera muy rudimentaria e incipiente.