Tres canchas de juego de pelota, un par de edificaciones denominadas “balcones” y un área habitacional de más de 1,000 años de antigüedad, fueron detectados en la Zona Arqueológica de El Tajín, en Veracruz, por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), mediante el uso de tecnología de punta basada en sensores remotos y de teledetección, que por primera vez se aplica en México en la investigación de sitios prehispánicos.
Además de la localización de tales vestigios que están ocultos por la vegetación y sedimentos —cuya función tendrá que ser corroborada con excavación arqueológica—, el uso de este equipo de vanguardia también permitió determinar que las antiguas edificaciones del área abierta al público de este sitio Patrimonio de la Humanidad (UNESCO, 1992), guardan buen estado de conservación.
La doctora Guadalupe Zetina Gutiérrez, investigadora de la Zona Arqueológica de El Tajín, y especialista en Sistemas de Información Geográfica y Sensores Remotos, informó que a dos años de la incorporación de dispositivos de control remoto en la exploración arqueológica —tal como ocurre en sitios de Egipto y EU—, se han obtenido los primeros resultados con la detección de las nuevas e inexploradas edificaciones prehispánicas referidas.
Al dar a conocer algunos de los avances del proyecto de investigación, que forma parte del Plan de Manejo de la zona arqueológica, la experta detalló que con la localización de tres nuevas canchas de juego de pelota, asciende a 20 el número de este tipo de estructuras en El Tajín. “Incluso esta cantidad podría aumentar, porque estamos trabajando en el modelo digital de cada sector del sitio, en este caso se detectaron en las partes sur y norte.
“Todos los juegos de pelota que hay en el sitio son diferentes en dimensiones y características, y en el caso de los tres nuevos se han podido determinar características con una precisión de hasta 5 centímetros, gracias a la tecnología denominada LiDAR, un escáner láser con el que se desarrolló un modelo digital alojado a un Sistemas de Información Geográfica (SIG)”.
Asimismo, Zetina Gutierrez detalló que por lo que toca a las dos estructuras, de las que no se tenía conocimiento, denominadas “balcones”, consisten en plataformas de aproximadamente 10 por 15 metros de base y de 10 a 12 metros de altura, ubicados en partes altas de la antigua ciudad, desde donde se tiene la vista panorámica del sitio.
“Se hallan en las zonas altas, en puntos estratégicos de la parte norte de la zona arqueológica, un área que no ha sido explorada y, por tanto, se trata de estructuras que no se habían detectado, es algo nuevo. Hasta ahora se ha determinado la existencia de dos, aunque podría haber más; por el momento se estudian sus características a través de modelos digitales en tercera dimensión, y será con excavaciones como se podrá determinar el uso que tuvieron, aunque es seguro que debieron funcionar como ejes visuales”.
La arqueóloga añadió que el uso de dicha tecnología de vanguardia también ha permitido la localización de áreas habitacionales en la parte occidental del núcleo de El Tajín, “son espacios en cuya arquitectura se observa que hubo gran inversión de tiempo, trabajo y materiales que, por sus dimensiones y características, podemos decir que probablemente ahí vivieron familias extensas; están ubicados en pequeños lomeríos, lo que refiere cómo aprovecharon estos espacios altos para construir sus casas, toda vez que el área está formada por terrenos bajos inundables. De manera que además estamos obteniendo datos de cómo vivieron los antiguos habitantes del sitio”.
Guadalupe Zetina explicó que la tecnología usada en la investigación arqueológica de El Tajín, consta de la combinación de tres técnicas juntas, siendo los pioneros en México en aplicar esta metodología; se trata de la ortofotogrametría (fotos aéreas georreferenciadas y sin error de curvatura de la Tierra); el LiDAR o escáner láser (para detectar elementos y generar imágenes digitales) y la termografía o cámara térmica (para conocer etapas constructivas o grietas dentro de los edificios, etc).
Sobre este último dispositivo, la especialista del INAH explicó que se usó para identificar grietas y daños estructurales en los monumentos prehispánicos, cuyo reporte reveló que no se encontraron daños importantes. “En total se tomaron 60 mil imágenes termográficas, y resultó beneficioso ver que no ha habido perturbaciones para las estructuras principales de la zona arqueológica”.
La especialista destacó que esta tecnología no sólo ha servido para hacer un levantamiento tridimensional de la poligonal de protección de El Tajín, y un inventario de la estructuras que hay, sino además es aplicable al renglón de la conservación, porque permite efectuar un monitoreo preciso del sitio y a partir de ello implementar políticas para su preservación, “porque para poder proteger primero hay que saber qué es lo que hay.
“Es una nueva era para la arqueología en México, que rompe con el esquema del trabajo arqueológico. Ahora primero determinamos, a partir de imágenes digitales en 2 y 3 dimensiones, dónde están los vestigios, para así dirigir los esfuerzos concretamente, de esta forma se avanza más rápido en las exploraciones”, subrayó Zetina Gutiérrez.
Sobre las ventajas del uso de este tipo de dispositivos en la investigación arqueológica, la especialista destacó que permiten detectar vestigios en áreas de difícil acceso y obtener mapas en 3D de alta precisión, lo que además facilita el inventario y registro de monumentos. “Asimismo, esta tecnología nos permite articular visualmente imágenes satelitales y digitales en capas de información, las cuales se pueden montar y desmontar, hacer comparaciones, y de esta forma precisar la ubicación exacta de las estructuras y sus características hasta con 5 centímetros de precisión”.
En términos de ahorro de tiempo, “esta tecnología de vanguardia permite que el trabajo que se hacía en 10 años, hoy se haga en unos pocos”, subrayó la arqueóloga al referir que los servicios para el uso de tales dispositivos, se hizo con el apoyo de Petróleos Mexicanos, a través de las gestiones de la doctora Patricia Castillo, directora Académica de la Zona Arqueológica de El Tajín.
Guadalupe Zetina dijo que los nuevos juegos de pelota, balcones y área habitacional, se detectaron a lo largo de 2012, luego de que en 2011 los arqueólogos se dedicaron a efectuar primero un registro en campo, “el año pasado se hizo la construcción de un sistema de información geográfica (SIG) para alojar todos los datos obtenidos y poder darles sentido, además de crear las capas de información, ya con toda esta plataforma se hizo el inventario y se empezó a trabajar con las primeras estructuras o grupos arquitectónicos”.
Para este 2013, se continuará con el inventario y la obtención de más información de mayor número de vestigios arquitectónicos, concluyó la especialista quien en 2012, junto con la doctora Patricia Castillo, obtuvo la mención honorífica del Premio “Manuel Gamio” que otorga el INAH, en la categoría de Mejor Trabajo de Planeación Estratégica y Gestión del Patrimonio Cultural.