Ubicada en el Centro Histórico de la Ciudad de Durango, la primera Escuela de Arpa Tradicional del país trabaja arduamente para revivir una de las tradiciones musicales más bellas del norte del país, recuperar y reactivar la ejecución del arpa e insertarla de nuevo en el ámbito cultural del estado.
En Durango, el arpa tradicional de escala diatónica tiene rasgos derivados del arpa de concierto. Es un instrumento que figuró como parte central de la música popular duranguense a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
De acuerdo con Enrique Escajeda González, arpista, director y fundador de la primera Escuela de Arpa Tradicional, el objetivo de la institución es recuperar la tradición casi extinta del estado, ya que la música de arpa y su técnica de ejecución quedó en manos de unos cuantos arpistas de avanzada edad.
“Había poco material en cuestión de música, la técnica, el instrumento y vimos la necesidad de recuperar esta tradición, conjuntamos un proyecto que fuera como el motor con mecanismos de enseñanza, de promoción, difusión e investigación, asimismo la escuela complementa su labor con los talleres para la construcción de arpas”, precisó el promotor.
La idea de crear una institución que permitiera activar los trabajos en torno a un instrumento que le otorga identidad y tradición a la música de todo el estado nació en el año 2000, pero fue en 2005 cuando se incorporó al Instituto de Cultura de Durango y desde entonces trabaja en la ampliación y consolidación de la enseñanza de este instrumento.
“A partir de entonces comenzamos a trabajar con maestros internacionales, hay países que en su cultura es muy fuerte la presencia musical del arpa, están los casos de Perú, Argentina, Ecuador, entre otros, fue así que comenzamos a hacer conexión con maestros y desarrollamos el Programa de Estadías Arpísticas, en donde maestros y artistas que tuvieran el interés de estudiar en Durango se podían quedar hasta tres meses con el compromiso de distribuir su trabajo, esto nos ayudó a generar interés y nuestro objetivo se ha ido cumpliendo”, señaló Enrique Escajeda González.
Durante la transición del siglo XIX al XX, etapa de consolidación del arpa, los músicos duranguenses Alberto M. Alvarado, Arturo Lugo y Gerónimo Sida, entre otros, valoraron en su justa dimensión a este instrumento de cuerdas, insertándolo en sus orquestas que hicieron época en la entidad por su gran trabajo de composición e interpretación de música para salón.
En la época de la Revolución Mexicana era común ver algunas agrupaciones con arpa o solistas ambulantes que entonaban corridos y otros ritmos de la región.
Posteriormente, el arpa fue perdiendo popularidad al ser desplazada paulatinamente por los nuevas corrientes musicales del siglo XX.
Mediante la primera Escuela de Arpa Tradicional se ha organizado un evento que pretende vincular las diversas formas de creación de dicho instrumento, se trata del Festival Latinoamericano de Arpa Durango.
El propósito –explicó el promotor— es difundir las diferentes tipos de expresiones de arpa que se realizan en América Latina, desde la clásica hasta las arpas tradicionales de México.
Durante cinco días, el estado de Durango recibe a arpistas de toda América Latina con el objetivo de impulsar el uso del instrumento y posicionarlo en las diversas corrientes musicales de la región.
El proyecto de la Escuela de Arpa Tradicional Celso Duarte estableció en sus actividades primordiales la enseñanza, promoción y difusión del arpa tradicional en los diferentes estilos desarrollados en América Latina.
“Hasta ahora tenemos a 50 personas que se han iniciado en el instrumento y que ya están tocando en nivel intermedio avanzado. El beneficio es que la comunidad se ha dado cuenta de la importancia de este instrumento y se ha dado cuenta que existe todo un movimiento social alrededor de él”, puntualizó Enrique Escajeda González.
La primera Escuela de Arpa Tradicional de Durango está ubicada en Elorreaga 310 Poniente, entre Madero y Pasteur, Zona Centro Durango.Ver resumen