•El crack del Pacto y primera víctima: la energética
•El presidente Peña presentaría su propia iniciativa
•Pese a todo, se busca negociar con el PAN y el PRD
Los desencuentros nacionales ya preparan su primera víctima: la reforma energética.
Hay signos premonitorios.
El gobierno no logra reencauzar el Pacto por México y las dos principales fuerzas opositoras, Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), insisten en continuar con su propia agenda.
Inclusive tienen marcados las acciones y los tiempos.
El perredismo se aglutinó en torno al planteamiento del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, última muestra de unidad de la izquierda, y el panismo sellará esta noche, en una cena privada, un ensayo de unidad entre las dos facciones en pugna.
Calderonistas y maderistas, corderistas y preciadistas, se reunirán para presentar su propia iniciativa el miércoles ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión con un botón distintivo: la apertura del sector al capital privado en gran parte de sus actividades.
Todo con el señuelo de obtener anualmente entre 20 mil y 30 mil millones de dólares de los 50 mil necesarios para la inversión.
La pretensión de la directiva panista, encabezada por Gustavo Madero, es garantizar el respaldo de todos sus legisladores, en especial los leales a Felipe Calderón aglutinados en torno a Ernesto Cordero.
El perredismo no ha elaborado su propio proyecto legislativo, pero ha anunciado su oposición a cualquier participación empresarial en Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
INICIATIVA PRESIDENCIAL AL MARGEN DEL PACTO
En el gobierno se resisten a dar por muerto al Pacto por México.
Sin embargo, a juzgar por los hechos, la esperanza no es mucha.
Quizá por ello el gabinete energético ya prepara una iniciativa propia con el propósito de presentarla en los próximos días –de preferencia el miércoles 31 de julio- con la firma del presidente Enrique Peña Nieto.
Es decir, no sería dentro del Pacto –como tampoco la panista ni el esbozo perredista- y menos con el respaldo de Gustavo Madero y Jesús Zambrano, como fue el compromiso del acuerdo decembrino sellado en el Alcázar del Castillo de Chapultepec.
El documento es redondeado por especialistas para no dejar resquicios legales y técnicos y dilucidar dudas sobre la propiedad inalterable del Estado sobre el subsuelo, sus hidrocarburos y la renta.
Habrá observancia estricta a lo asentado en el Pacto para mantener en manos de la nación “la propiedad y el control de los hidrocarburos y la propiedad de Pemex”.
Se puntualizará el Compromiso 56:
“Se ampliará la capacidad de ejecución de la industria de exploración y producción de hidrocarburos mediante una reforma energética para maximizar la renta petrolera para el Estado mexicano”.
PROYECTO MAS AMBICIOSO AL DEL PAN Y DEL PRD
El proyecto del gobierno supera en ambición al panista y al perredista.
Estos se centran en gran parte en el tema petrolero (los panistas citan específicamente petróleo, gas, shale gas y shale oil), tanto como la propuesta de Cuauhtémoc Cárdenas.
El plan del presidente Enrique Peña Nieto, por su parte, se extiende a campos mayores como la electricidad y abarca todas las actividades inherentes, y para garantizar el control estatal se plantearán alternativas de fortalecimiento de órganos de vigilancia.
Uno de ellos es la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), responsable no nada más de la rectoría sino de la transparencia administrativa de las paraestatales.
Por los avances conocidos, la administración de Peña Nieto no tratará de imponer su punto de vista en el Congreso sobre el resto de las fuerzas políticas, pues ello sería condenar la reforma energética.
Antes de su presentación, el gobierno cotejará sus puntos de vista con la iniciativa del PAN y luego se abrirán negociaciones con las distintas fracciones para llegar a un consenso.
Hay algunas ventajas estratégicas de origen: está garantizado el apoyo del Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuyas bancadas son mayoría y además presiden las comisiones de Energía en el Senado de la República (David Penchyna Grub) y de la Cámara de Diputados (Marco Antonio Bernal).
Sus socios naturales para ésta y la reforma hacendaria serían el Verde Ecologista de México (PVEM) y el PAN.