· Pérdidas de bancos, bajo reservas
· Sedatu, crisis no, desconfianza sí
· Sypi, despacho evasor
Existe la versión entre algunos analistas de que la crisis que están padeciendo las empresas constructoras de vivienda en gran parte se puede representar como el efecto dominó de las sofoles hipotecarias.
Debemos recordar que la situación de las sofoles fue similar a lo que hoy en día estamos viendo en las vivienderas: exceso de deuda de corto, mediano y largo plazo contratada y emitida para satisfacer la vorágine de un mercado fomentado y auspiciado por políticas públicas en materia de vivienda que priorizaban el alarde de metas cuantitativas y sacrificaban la calidad y el desarrollo urbano.
El estigma del salvamento bancario en el sexenio de Ernesto Zedillo, en el cual entre los créditos incluidos en el Fobaproa figuraron grandes abusos por parte de políticos y empresarios, impidió por lo menos analizar la conveniencia de buscar un mecanismo para sostener a las sofoles hipotecarias, en virtud de su importancia en la generación de crédito para la construcción y compra de vivienda.
Se les dejó morir a sabiendas que el ciclo del crédito fue interrumpido por la crisis internacional generada por la hipotecas subprime estadounidenses y en el ámbito local temas como la influenza y la debacle turística.
La pregunta ahora es si esa crisis hipotecaria de las sofoles está influyendo en la de las grandes vivienderas que han visto quebrantado su ciclo financiamiento-construcción-venta de viviendas.
Está visto que los bancos, por más que aparenten una supuesta guerra de tasas, pero que en las letras chiquitas de los contratos son casi imposibles de conseguir por el público, no han sustituido a las sofoles hipotecarias en el ritmo y cantidad de generación de financiamientos.
Amén de la nueva política de vivienda que las manda a la horca del concurso mercantil por haber caído en el garlito panista y también por abusar de la ganancia fácil de construir en zonas alejadas de las ciudades, las vivienderas pagan ahora la escasez de financiamiento y la caída de un mercado castigado incluso por las instituciones de “fomento” como el Infonavit y el Fovissste.
La cuestión es que las vivienderas son otra ficha del dominó que, formadas, van empujando una a la otra al caer. El propio secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, reconoció que las grandes vivienderas han desempleado a una gran cantidad de personal al grado que han afectado las cifras del empleo nacional.
Por otra parte, las cementeras también han enviado la señal del efecto negativo en sus cuentas, debido a la caída de la actividad de las vivienderas. Aunque tienen el mercado de la infraestructura como alternativa, se debe tomar en cuenta que también eran parte de ese boom viviendero panista.
Los propios bancos ya están sufriendo en sus balances la problemática de pago de créditos por parte de las vivienderas, al obligarse a constituir las reservas correspondientes a los financiamientos en riesgo, sacrificando con ello el renglón de utilidades.
Pérdidas a bancos, ya reservadas
Aquí cabe la pena señalar que, por ejemplo, al cierre de junio pasado, el problema de las desarrolladoras ha tenido un costo para Grupo Financiero Banorte de 4,000 millones de pesos en reservas y, según Alejandro Valenzuela del Río, director general del Grupo, decidieron tomar el máximo costo posible de provisionamiento como lo hicieron en el caso de Mexicana de Aviación y Comercial Mexicana, con el único propósito de dejar el tema atrás.
Para tranquilizar a los inversionistas y accionistas, Valenzuela aclara que los créditos otorgados a Homex, Urbi y Geo por parte de esta institución cuentan en 70% con garantías reales o de tierra, además de haberse firmado un “stand still”, lo que significa una suspensión de pago de intereses con dos de ellas (Geo y Urbi).
Si bien han asumido el costo hasta la primera mitad de 2013, en escenarios supuestos y muy negativos, en lo que resta del año podría presentarse un requerimiento extra de reservas por 50 millones de pesos.
En tanto, la empresa Urbi Desarrollos Urbanos no presentó en tiempo, al mercado de valores, el reporte de sus resultados del segundo trimestre de 2013.
La pregunta es: ¿qué sector productivo o financiero será la próxima ficha del dominó en caer?
Crisis no, desconfianza sí
Jorge Carlos Ramírez Marín, secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), nos confío que, definitivamente, el mercado de la vivienda no pasa por su mejor momento, pero no está en crisis, aclaró.
Se venden, eso sí, menos viviendas que hace un año, 40% de reducción en promedio y una producción 15% abajo, considerando las caídas que han tenido las vivienderas Geo, Urbi, Homex, Sare, que representan, exactamente, dijo, ese porcentaje del mercado. Además, alrededor de 40,000 viviendas son abandonadas cada año.
Pero el asunto no para ahí. Recuerda usted amable lector que Víctor Manuel Borrás, el director transexenal panista del Infonavit (duró en el cargo los últimos 12 años), anunció con bombo y platillo que el organismo instrumentó el curso Saber para decidir para que los derechohabientes estén informados antes de que obtengan un crédito. Los cursos son obligatorios para todo aquel que pretenda el financiamiento Infonavit
Bueno, el caso es que dichos cursos ha causado la deserción de la mayoría de los derechohabientes interesados, debido a la complejidad y pérdida de tiempo que les resulta esa academia burocrática, además de que, al explicarles los procedimientos y métodos para ejercer el crédito y la oferta de vivienda existente, lejos de sus centros de trabajo o de sus actuales domicilios, prefieren no tomarlo. Es un arma de doble filo, porque de cada cinco personas que toman el curso tres no compran casa.
Así que el nivel de desconfianza por las vivienderas va en aumento, aunado a la inestabilidad laboral, lo que impide planear a largo plazo embarcarse en un crédito hipotecario durante los siguientes 20 años.
Soluciones y Programas Especiales (Sypi), despacho evasor
No sería mala idea que el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, ordenara una auditoría al despacho Soluciones y Programas Especiales (Sypi), pues su ejecutiva Claudia Peña ofrece a los proveedores pagar sin facturas para ahorrarse el IVA.
El punto aquí es que son asesores y prestan ciertos servicios, esperemos que no en evasión o manipulación fiscal y administrativa, a los gobernadores de Sinaloa, Mario López Velarde “Malova”; Oaxaca, Gabino Cué, y del “triunfador” gobernador electo de Baja California, Francisco “Kiko” Vega, entre otros políticos y empresarios. Abundaremos con este tema en las siguientes entregas.
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*Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Derecho. Director del Suplemento Hábitat