La corrupción generada desde el Infonavit y el Fovissste
• Los líderes sindicales controlan construcción y créditos
• Fox y Calderón: construcción de casas para el abandono
Esta historia inició casi con el sexenio de Vicente Fox.
En enero 2001 el entonces director del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), Benjamín González Roaro, propuso a a Gustavo Fernández Díaz de León para vocal ejecutivo del Fondo de Vivienda del ISSSTE, el Fovissste.
La junta directiva lo rechazó y en su lugar llegó Luis de Pablo.
En el Fovissste, donde hoy despacha sin alarmas el chihuahuense José Reyes Baeza, había un hoyo financiero estimado entonces en 25 mil millones de pesos, al cual González Roaro propuso desaparecer para abrir nueva contabilidad en los créditos habitacionales otorgados a la burocracia federal.
Entre estos destacaban los otorgados a maestros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y en ellos estaban un fideicomiso denominado Vivienda Magisterial (Vima), uno de los emporios manejados al estilo unipersonal de Elba Esther Gordillo y del cual el propio González Roaro, siempre de las grandes confianzas de La Maestra, fue director años antes.
El caso llegó al entonces secretario de Hacienda y Crédito Público, el duro Francisco Gil Díaz, quien reaccionó con enojo:
-Yo no voy a autorizar eso.
El caso murió, pero el mal manejo de los créditos a la burocracia no se destapó y sólo los sucesivos vocales del Fovissste -Luis de Pablo, Eduardo González, Benito Gutiérrez, Manuel Pérez y José Reyes Baeza- y algún titular de Hacienda saben qué pasó cono ese pozo profundo de corrupción, ineficiencia, compadrazgos o compra de lealtades.
LOS SECRETOS DE ALEJANDRO MURAT Y JOSE REYES
El caso rebota y toma actualidad en el inundado Acapulco.
Los principales clientes de las fraccionadoras bajo sospecha por su actuar en el puerto -Casas Geo, Homex y SARE (como apuntamos en este espacio ayer: las más señaladas en un reporte a Los Pinos, mas no las únicas)- son trabajadores del gobierno -derechohabientes del ISSSTE- y de empresas privadas a través del Fondo del Instituto Nacional de Vivienda de los Trabajadores, el Infonavit.
Las operaciones no siempre están claras.
Si para conseguir la autorización de fraccionamientos es necesaria la colaboración, por amistad o corrupción, de funcionarios de distinto nivel y diferentes oficinas de gobiernos -federal, estatal o municipal-, también hace falta la cooperación de quienes atienden a los consumidores, a los compradores.
Líderes obreros hay cuyo aval para gestionar líneas de crédito a sus afiliados cobran comisión y, obvio, repercute en la operación: si piden mucho, el precio de la vivienda se encarece.
Por eso en un mismo fraccionamiento habrá un trabajador con crédito de la misma institución -Infonavit o Fovissste- cuya casa costó más.
Son omnipresentes: intervienen tanto en la elección de terrenos como en la construcción y, por supuesto, en la asignación de créditos.
Corresponderá a los responsables de ambos organismos, Alejandro Murat en el Infonavit y José Reyes Baeza en el Fovissste, descobijar a quienes se aprovecharon de la necesidad para sacar ganancias.
Información tienen y sería aséptica su denuncia, pero sobre todo su actuación.
FOX Y CALDERON: SU OBRA Y EL HOYO DE VIVIENDA
En el sector financiero corre una especie:
-La quiebra de las inmobiliarias está en la corrupción.
Sólo así se explica cómo las inmobiliarias, si construyen con clientes seguros y cobran prácticamente al contado al Infonavit, al Fovissste y en el menor de los casos a los bancos, hoy se encuentran con grandes deudas y al borde de la quiebra.
Pero aquí va una pista descubierta en los dos sexenios de auge habitacional, los de los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón, cuando se construyeron cinco millones de casas:
Desde las alturas las fraccionadoras convinieron con altos funcionarios la compra de terrenos a precios irrisorios pero escriturados a valor oro y con incentivos fiscales.
Antes de construir se repartían los ilusorios dividendos y al final, cuando llegaba el final del sexenio pasado, ya no hubo recursos para continuar con los programas de construcción y por supuesto muchos proyectos se quedaron incompletos e inclusive sin iniciar.
Así aparecen fraccionamientos inexistentes, muchos mal hechos o con problemas de mala calidad habitacional.
En otros casos, como Acapulco, llevaron a la ruina a quienes compraron la vivienda.
Así se dio el boom inmobiliario:
Cinco millones de viviendas presumidas por Fox y Calderón, casualmente la misma cifra de unidades abandonadas porque se hicieron en terrenos inadecuados, con malos materiales, alejados de los centros de trabajo y/o -oooootra vez Acapulco- en áreas prohibidas.
Por algo estarán abandonadas, ¿no cree usted?
Para quien requiera más datos, ahí están los peritajes de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) del yucateco Jorge Carlos Ramírez Marín.