Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) trabajan en la restauración de un armonio del siglo XIX, perteneciente a la colección del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, con lo que se busca devolverle la sonoridad.
Daniela Pascual, responsable del taller de Instrumentos musicales de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), explicó que a pesar de que está registrado como un armonio, en realidad es una fisarmónica y ambos funcionan con aire inyectado a través de unos pedales hacia la caja del secreto que contiene lengüetas que vibran cuando se destapa cada una de sus válvulas por medio de las teclas.
La especialista mencionó que el principal objetivo de esta intervención es la recuperación de su sonoridad, pues tiene un sonido dulce y parecido al de una armónica, aunque sin tanta vibración. “Es un instrumento en serie fabricado en Alemania a finales del siglo XIX, fue importado a México por Wagner & Levien, y seguramente era utilizado para el aprendizaje musical infantil”.
La restauradora resaltó que antes de comenzar la intervención se analizaron materiales con rayos X para conocer su estado de conservación. “Descubrimos que la caja del secreto (que es por donde pasa el aire y hace vibrar las lengüetas que producen el sonido) presentaba algunas galerías de insectos, que comprometían la conducción del viento hacia las válvulas. Además, la piel y el papel que recubrían la madera de los fuelles estaban en mal estado. Las bases y tapas de la caja del armonio también tenían ataques bacteriológicos”.
Explicó que una vez identificados los daños, pasó al desarmado de la pieza y se percató de que el instrumento había sido intervenido con anterioridad. “Tenía unos pedazos de fieltro perforados en vez de rondanas; tornillos de distintos tipos y los forros de los fuelles, que originalmente eran de cuero negro, fueron sustituidos por unos blancos”.
Daniela Pascual comentó que efectuaron la restauración tomando en cuenta los estudios realizados. “En la radiografía vimos que estaba bastante más atacado que lo que se aprecia en la superficie, por lo que rellenamos las galerías con una pasta de aserrín con cola hasta donde el material lo permitió. Veremos los resultados cuando montemos todas las piezas y comencemos a hacer pruebas de aire para saber si lo que alcanzamos a consolidar fue lo suficiente”.
Como parte del proceso de restauración, también se repondrá la seda que cubría el mecanismo de apertura de las válvulas que se abren cada vez que se pulsa una tecla y se restituirá la base del mueble, la tapa del teclado y los fuelles de los pedales, pues la idea es que el armonio vuelva a estar en uso.
El problema con los fuelles –añadió la especialista? es que no proporcionaban el aire necesario para que el instrumento funcionara, por lo que se optó por restituir las piezas, pero siempre priorizando los criterios de la restauración y de la investigación previa.
“Se repondrá la piel de los fuelles de color negro similar a la original, ese tipo de curtido inglés ya no se hace, pero logramos conseguir uno igual de flexible con lo que daremos un plus a la restauración, y además del sonido le restituiremos su apariencia tomando en consideración los datos arrojados por la investigación histórica”.
El armonio está hecho de distintas maderas, la parte estructural es de pino y la del secreto es de arce, una madera fina de mayor durabilidad y menos susceptible a los cambios de humedad. Los pedales están hechos con tapicería de algodón con un anagrama de la fábrica, el cual presenta desgaste por el uso, pero se quedará igual ya que no afecta su historia ni apariencia. Una vez armado, se calibrarán las lengüetas para que estén en su timbre y entonación.