La recuperación de la memoria histórica a partir del nombramiento de la ciudad como Zona de Monumentos Históricos, es uno de los compromisos más importantes de los habitantes y autoridades de Cuautla, quienes buscan preservar y difundir el legado histórico a nuevas generaciones a través de proyectos como el libro Cuautla. Zona de Monumentos Históricos.
Otro de los motivos que dan vida al volumen que fue presentado ayer miércoles 12 de marzo a las 18 horas, en el Museo Histórico del Oriente de Morelos, Casa de Morelos, Cuautla, es el de sensibilizar a la población sobre lo que es dicha urbe, cómo la valoran tanto quienes se dedican a la investigación como los que no, para mostrar un panorama general de lo que es y lo que representa.
Carlos Barreto Mark, director del recinto, resaltó que la declaratoria realizada en noviembre de 2012 ha ayudado a dimensionar las características arquitectónicas de la localidad. “Nos dio la posibilidad de empezar a trabajar para que la ciudad se empiece a restaurar, sobre todo las calles, los monumentos y el entorno que se ha llamado centro histórico, para darle la dimensión que originalmente tenía”.
Agua y paisaje, Arquitectura religiosa, El sitio de Cuautla contado por sus calles, La caña y las haciendas, El tren, símbolo del progreso y Cuautla: un referente de la historia, son los apartados que conforman el volumen.
El libro incluye tópicos que por sí mismos describen a la histórica región. “Por ejemplo, Agua y paisaje tiene que ver con nuestra historia, somos una población rodeada por agua, hasta hace tiempo no padecíamos del vital líquido, pero ahora todo ha cambiado. El paisaje lo hemos ido transformando, ahora hay más unidades habitacionales y construcciones de diversos tipos, temas que son un reto para la sociedad cuautlense”, afirmó Barreto, uno de los artífices del texto editado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En el apartado Arquitectura religiosa se analiza el papel que jugaron las diversas órdenes monásticas que se asentaron en la región, en la conjunción de una identidad arquitectónica. “Se ha conservado junto con los conventos de San Diego y de Santo Domingo, el santuario del Señor del Pueblo y la capilla de Gualupita, pese a los diversos problemas a los que nos hemos enfrentado, por lo que la denominación de Zona de Monumentos nos obliga a cuidar más nuestra herencia”.
El capítulo titulado El sitio de Cuautla contado por sus calles, fue abordado por varios historiadores, y recientemente, se han agregado puntos de vista de distinta índole. “No es una sola crónica, también se remite a la historia de los barrios ?que se están perdiendo o ya se perdieron? que le dieron nombre a las calles. Pese a una polémica existente, Felipe Montero fue el autor de las nomenclaturas, y documentos que están en el Archivo General de la Nación así lo demuestran”.
De acuerdo con el director del Museo Histórico Casa de Morelos, el primer compilador del nombre de las calles fue Ramón Mena, un personaje muy cercano al Archivo General de la Nación, donde llegó el manuscrito de Montero, siendo Mena quien lo compiló como parte de los festejos del primer centenario de la guerra de Independencia (1910). “He llegado a la conclusión de que hay muchas calles que Montero no quiso nombrar, no se sabe por qué razón, y hay otras que nombró de diferente manera, en el libro actualizamos toda esa información”.
En La caña y las haciendas se habla de cómo los grandes hacendados se apoderaron de amplios territorios para imponer su ley en la naciente industria azucarera, que empleó a miles de negros e indígenas, y sin proponérselo, ayudó al sincretismo cultural.
En El tren, símbolo de progreso, se ahonda en lo que significó para el desarrollo económico y social la presencia de este medio de transporte, así como el papel que jugó durante la Revolución.
Finalmente, Cuautla, un referente de la historia, es un texto que denota la trascendencia que para la ciudad tiene y ha tenido la Declaratoria como Zona de Monumentos Históricos, cuyo fin es salvaguardar 19 edificaciones y 52 manzanas construidas entre los siglos XVI y XIX.
“La declaratoria constituye una gran oportunidad para reordenar el paisaje urbano, con la intención de resaltar la historia y el patrimonio que contiene. Es un reto y una oportunidad al mismo tiempo, para que los habitantes de Cuautla revaloren lo propio, haciendo de la memoria compartida una fuente de conocimiento, desarrollo e integración social y comunitaria”, versa un fragmento del volumen en su apartado dedicado a la localidad como un referente histórico.
Barreto recalcó que, al irse perdiendo la historia, se carece de esa memoria social, por lo que proyectos como el libro son fundamentales para legar a las nuevas generaciones lo que representa un pueblo. “Sobre todo, apegados a los hechos, ya que la crónica no puede ser la única fuente de donde venga la información. La historia tiene que ser argumentada, lo que nos permitiría recuperarla para que los más jóvenes nos acompañen en esa reinterpretación de lo que es Cuautla actualmente”.
“En Cuautla se ha luchado desde siempre. Primero fue la conquista del imperio mexica, después el español, seguimos con Iturbide, la Reforma, la violencia de los grupos llamados ‘plateados´, la época de Ignacio Manuel Altamirano y la de Zapata. Es un lugar donde la gente defiende su libertad, porque ha vivido muchos conflictos sociales”, agregó.
La presentación del libro Cuautla. Zona de Monumentos Históricos contará con la participación de investigadores del Centro INAH Morelos: Carmen Tostado Gutiérrez, Isaac Toporek, Óscar Apáez Godoy, Óscar E. Olivares Espinosa y Carlos Barreto.