Dos arqueólogos aficionados han hallado con la ayuda de detectores de metales un tesoro vikingo en el interior de la isla danesa de Bornholm, situada en el mar Báltico. El tesoro, que ha sido datado alrededor del año 1080, a finales de la época vikinga, está compuesto por unas 250 monedas de plata, tres de oro, una hebilla de plata chapada en oro, un anillo de oro y un lingote de plata, según anunció a finales de abril el Museo Nacional de Dinamarca.
«Las tres monedas de oro son sencillamente excepcionales. Dos de ellas son dinares árabes de la dinastía fatimí, una procedente de Egipto y fechada en 1040 y la otra procedente de Túnez y fechada en 1060. Nunca antes habíamos visto dinares árabes de oro en un tesoro vikingo hallado en Dinamarca», asegura René Laursen, del Museo de Bornholm, donde actualmente se exhiben las piezas.
La tercera moneda es un dinar de oro procedente de Colonia y acuñado por Anno II, quien fue arzobispo de esta ciudad entre 1056 y 1075, según explica Gitte Ingvardson, un arqueólogo que dedica su doctorado a investigar los tesoros en la isla.
«Los detectores de metales se volvieron locos»
El tesoro ha sido descubierto por Bent Gregersen, de 61 años, quien trabaja en la construcción, y Frank Pelle, de 64 años, un técnico de IBM retirado. Gregersen fue pionero en utilizar detectores de metales en la isla a comienzos de los años ochenta, mientras que Pelle hace ocho años que se dedica a esta afición.
«Somos amigos y disfrutamos en compañía cuando salimos con los detectores. No somos buscadores de tesoros, sino que tenemos un gran interés por conocer y compartir el pasado de esta isla. Somos arqueólogos aficionados y realizamos un trabajo voluntario para el museo local», explican a Historia National Geographic.
«Tras dedicar varias horas a investigar mapas antiguos e identificar los lugares en los que previamente habíamos hallado otras piezas, localizamos un área que no habíamos examinado adecuadamente. Caminamos durante media hora y llegamos a un terreno con algunos restos de cerámica en la superficie que eran un indicio de una antigua actividad.
Los detectores de metales se volvieron locos. Encontramos entre diez y quince monedas de plata en un espacio muy reducido y poco profundo. El corazón nos latió fuertemente y experimentamos un subidón de adrenalina cuando a continuación descubrimos un anillo y tres monedas de oro.
Varias veces nos miramos el uno al otro con una sonrisa estúpida… No nos podíamos creer la suerte que habíamos tenido», comentan.