“Un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo,
cuando ha de ayudarle a levantarse”
Gabriel García Márquez
El éxito de cualquier organización política o cualquier político en funciones sin duda alguna radica en la credibilidad y aceptación social que se tenga.
Durante los tiempos electorales, la sociedad se interesa más en los asuntos públicos (la evaluación de las administraciones y funcionarios actuales, así como en las propuestas e imagen de los candidatos) estos últimos, dedican todos los recursos y energía en aumentar la credibilidad y la aceptación de la sociedad.
Sin embargo, el reto viene después. Una vez ganada la elección, los nuevos servidores públicos electos tienen el desafío de cumplir con las expectativas generadas en campaña, para así, continuar gozando de credibilidad y aceptación.
Dicho lo anterior, la lógica nos hace pensar que los partidos, y los políticos procurarán una estupenda conducta social, ejemplar para la ciudadanía. Que lastima que en Querétaro no sea así.
Esto viene a colación por la única “nota” que ha dado durante más de año y medio que nos ha representado el Diputado Federal José Guadalupe García Ramírez, quien sostuvo un altercado en un bar y a través de redes sociales hemos podido darnos cuenta de la prepotencia e intolerancia del legislador. Pero este es el caso más reciente, lamentablemente la lista es muy larga. Pasando por Pancho Domínguez cuando fuera diputado federal y se enfrentara a patadas (literalmente hablando) dentro de la Cámara de Diputados. O bien, corriendo a clientes de un restaurante por querer ocupar su mesa.
En fin, son muchos los funcionarios o representantes que han dado de qué hablar por sus conductas sociales, lo cual impacta de manera directa en el desprestigio generalizado hacia los políticos en nuestro país.
Por ello surge la pregunta de ¿CÓMO VOLVER A CREER EN LA POLÍTICA? O cómo convencer e incentivar a las nuevas generaciones a que lo hagan cuando tenemos representantes de este nivel.
La tarea parece sencilla, pero en ella refleja toda su complejidad. Que cada uno se comporte a la altura de la ciudadanía que pidió representar. Suena sencillo pero imposible a la vez.
Esperemos que al menos en este caso, si bien apunta a que no habrá consecuencias legales, si haya consecuencias sociales. Al tiempo
PAUL OSPITAL CARRERA
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