El hallazgo de figurillas, hachas de piedra verde, jadeíta, cerámica blanca, cajetes y tecomates, localizadas en las costas Grande y Chica de Guerrero, confirma la presencia de olmecas en esa región del estado, donde especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han logrado identificar ocho nuevos sitios de esta ancestral cultura, que se suman a los 30 registrados en la entidad.
En el marco de la VI Mesa Redonda. El Conocimiento Antropológico e Histórico sobre Guerrero, que se lleva a cabo en Taxco, con la participación de investigadores de Guerrero, Morelos y el Distrito Federal, el arqueólogo Miguel Pérez Negrete, del INAH, informó que a partir del hallazgo de tales vestigios, cuyo número de piezas asciende a medio centenar durante la última década, también se han podido determinar las posibles rutas comerciales de esta civilización primigenia, que conectaban al Centro de México con el océano Pacífico.
El investigador, quien encabeza al equipo de especialistas que realiza el Atlas Arqueológico de Guerrero, informó que los nuevos puntos con presencia olmeca se localizan en las comunidades de San Marcos, San Luis Acatlán, Acapulco, Atoyac, Ometepec y Petatlán.
Al participar en la mesa de trabajo La diversidad en las investigaciones arqueológicas, en la que expuso los avances de su estudio y su relación con las regiones vecinas, el especialista del Centro INAH Guerrero refirió que conforme aparecen nuevos datos se tiene un mejor panorama de cómo estaban organizados los pueblos con características olmecas.
“Sabemos que hubo una etapa Preolmeca (1300 a.C.-1100 a.C) que se desarrolló hacia la Costa del Golfo; posteriormente, en el periodo Apogeo Olmeca (1100 a.C.-900 a.C.) estaban presentes en la Costa del Golfo y en la Cuenca de México, en tanto que en el Epiolmeca (900 a.C.-600 a.C.) se irradió a gran parte de Mesoamérica”.
Los pueblos que se ubicaron en el territorio que hoy ocupan Oaxaca, Veracruz, Chiapas, Tabasco y Guerrero, explicó Miguel Pérez Negrete, estaban integrados a rutas de comercio e intercambio de comunicación, “y el caso de este último (Guerrero) es importante porque es un área alejada de la parte nuclear de La Venta y de Tres Zapotes (Tabasco), lo que habla de una interacción macrorregional desde el Golfo hasta el Pacífico”.
El arqueólogo destacó que Guerrero “es como una cápsula del tiempo en la que también se conservan los rasgos de la religión olmeca, de tal forma que muchos de los rituales que aún se practican en el estado tienen ese origen, como los de culto al agua, al cerro, a las cuevas y al jaguar”.
Mucha de la esencia de esta antigua civilización, dijo, se ha conservado, tanto así, que es el único lugar con tres sitios de pintura rupestre olmeca, de manera que Guerrero aporta información relevante de cómo funcionaban estas sociedades.
Recordó que, el siglo pasado, se proponía una ruta comercial lineal, pero fue hasta 2006 cuando se empezaron a encontrar figurillas olmecas en la Costa Chica, lo que indica que todos los ríos, entre ellos el Nexpa y el Santa Catarina, eran utilizados como parte de este centro de redistribución de comercio e información.
“Mientras se van alejando del centro de poder, los sitios se vuelven más pequeños y se convierten en unidades para extraer materia prima, para después concentrarla a centros de mediana envergadura, y posteriormente se mandaba a lugares mayores como Teopantecuanitlan (en el noreste de Guerrero), donde el insumo se trabajaba y se volvía a redistribuir”.
Esos pequeños asentamientos se encontraban siempre cercanos a afluentes, a zonas inundables y a cerros bajos, por lo que no se descarta que existan muchos más sitios olmecas en la región, consideró Pérez Negrete.
Agregó que la ruta iba a sitios del Altiplano y la Costa del Golfo; enlazaba el Centro de México con Oaxaca, Chiapas, Veracruz y Tabasco. “Transitaban mercancía e información; hay que recordar que estamos hablando del año 800 (a.C.), posteriormente cuando llegaron los teotihuacanos y mexicas utilizaron las mismas rutas para atravesar montañas, pero en tiempos de los olmecas había una gran organización muy bien establecida para el control al acceso a recursos costeros, lagunares y piedra verde”.
Por último, Pérez Negrete comentó que el Atlas Arqueológico de Guerrero estará integrado de ocho tomos. “En los 10 años de investigación en los que han participado más de 20 especialistas, se logró aumentar el registro de sitios arqueológicos de mil 300 a dos mil, de filiaciones olmeca, teotihuacana y chontal, entre otras”.