En sus más de 60 años de carrera artística, el mexicano Roberto Gómez Bolaños “Chespirito” escribió seis obras teatrales, de las cuales sólo tres llevó a escena: el musical “El títere”, las comedias “11 y 12” y “Silencio, cámara, acción!”.
Ésta última, según la crítica especializada, es la comedia de mayor éxito en toda la historia del teatro mexicano y en la que “Chespirito” no sólo participó como protagonista, sino también como director, productor y escritor.
En la década de los 60 inició la escritura de “11 y 12” pensando en Mauricio Garcés para el personaje de “Fernando”. Sin embargo, otros compromisos laborales interrumpieron la continuación del guión y quedó guardado en el cajón de un escritorio.
Años después, su esposa Florinda Meza motivó a Gómez Bolaños a pulir la trama y sus personajes para llevarla a escena con el propósito de divertir al público.
Se estrenó el 9 de abril de 1992 en la capital mexicana. Fue en el Teatro Libanés con capacidad para 406 personas. El elenco original lo integraron Roberto Gómez Bolaños, Florinda Meza, Arturo García Tenorio, Mario Casillas y Juan Antonio Edwards, quien finalmente desempeñó el papel que había pensado para Mauricio Garcés.
“11 y 12” narra la historia de “Eloy Madrazo” (Gómez Bolaños), un humilde chofer de trailer, padre de ocho hijos y de apariencia similar al “Chómpiras”, de “Los Caquitos”.
Este hombre, atropella accidentalmente a “Cristóbal” (García Tenorio / Óscar Bonfiglio) dejándolo estéril. Debido a esta situación, ya no podrá procrear el hijo que anhelaba al lado de su esposa “Cristina” (Florinda Meza).
Esta situación presentará a “Eloy” la oportunidad de vender sus órganos sexuales y así, compensar el daño que hizo a la pareja. A partir de este momento, se desencadenan situaciones cómicas, una serie de malos entendidos y juegos de palabras con los números 11 y 12 que arrancan las carcajadas del público.
Al mes y medio de estrenarse, Gómez Bolaños pensó en dar por concluida la temporada debido a la poca asistencia del público. Sin embargo, todo era cuestión de tiempo y de paciencia. La gente que ya la había visto comenzó a recomendarla entre sus amistades y familiares.
“Esa publicidad de boca a boca hizo reflexionar a Roberto y Florinda para que aguantaran la entrada de 10 a 15 personas en el teatro, pues confiaban en que tarde o temprano iba a pegar. Y así fue, lograron un récord absoluto de localidades agotadas durante más de 150 funciones seguidas y sin regalar un sólo boleto”, destacó Óscar Bonfiglio en entrevista con Notimex.
“Un viernes, poco después de terminar la primera función, el hermano de Florinda vio a un señor acompañando a su padre de 80 años y a quien se le cayó la dentadura postiza, pero le dio pena recogerla. El hijo nos preguntó que si podía pasar a buscarla y, efectivamente, la dentadura estaba ahí. Esto le ocurrió por reír tanto”, comentó “Chespirito” a la prensa en 1996.
“11 y 12”, opinó, Bonfiglio, que en la segunda etapa del montaje interpretó a “Cristóbal”, fue una historia “excelentemente bien escrita. Nunca hubo necesidad de improvisar para hacer reír, incluso, lo teníamos prohibido, a menos que sucediera algún imprevisto”.
Roberto Gómez Bolaños, en su papel de director, dijo, “era muy exigente porque todo lo tenía muy definido y debíamos hacerlo tal como él lo marcaba en el texto. Durante el tiempo que permanecí trabajando fue un agasajo, él sabía perfectamente lo que quería de nosotros y sacó lo mejor de mí como actor”, destacó.
Tras la aceptación inusitada del público, la pieza realizó una gira por México, Estados Unidos y otros países de América Latina.
En Chile, el elenco ofreció dos funciones en el Estadio Nacional con capacidad para 80 mil personas, lo cual significa que aproximadamente unos 160 mil espectadores les aplaudieron.
“Fuimos a Colombia, Costa Rica, Perú, Chile y fue una locura entre la gente. Yo me sentía como un ‘rockstar’, como el baterista de una banda muy gruesa, donde el líder o el cantante famoso era Roberto Gómez Bolaños. Alguna vez dije que primero estaba Simón Bolívar y después Chespirito, porque así de impresionante era”, resaltó.
Platicó que afuera del aeropuerto, los hoteles y el teatro, los seguidores hacían guardia para verlos:
“Eran como procesiones. Una vez, en Manizales, Colombia, nos presentamos durante cuatro días y cuando llegamos ya nos esperaba una multitud, los policías se vieron rebasados en seguridad. Sin embargo, la gente se portó de maravilla, siempre cuidaron la integridad de Roberto, de nosotros y de ellos mismos.
“Hacían una valla con el deseo de tocarlo, saludarlo, darle gracias por todo lo que les había dado. Sólo querían rendirle un homenaje y eso era maravilloso. Hubo años en que yo estaba 20 días de gira y 10 en México. Estaba más tiempo fuera que conviviendo con mi familia”, recordó.
“11 y 12” permaneció siete años consecutivos en cartelera, hasta 1999, año en que los empresarios del Teatro Libanés le solicitaron el inmueble para dar cabida a la obra “Honor”, con las actuaciones de Marga López, Éric del Castillo y Nailea Norvind, bajo la producción de Rubén Lara. Fue así que llegaron a más de dos mil 700 representaciones.
En 2000 se retomó una breve temporada con una gira internacional y después, el 14 de junio de 2007, ahora con las actuaciones de Florinda Meza, Édgar Vivar, Rubén Aguirre, Óscar Bonfiglio, Juan Antonio Edwards y Érika Blenher, regresó a escena otra vez en el Teatro Libanés.
“Aunque el éxito era rotundo, la edad comenzó a pegarle a Roberto y terminaba demasiado cansado de las funciones. Le gustaba mucho viajar, pero los viajes fueron mermando su fortaleza física.
“Cuando fuimos a Chile, por ejemplo, que son entre ocho y nueve horas de vuelo, realmente llegaba molido. Tenía que descansar por lo menos dos días antes de dar entrevista, le pesaba demasiado subirse a un avión”, comentó.
Entre las anécdotas que “11 y 12” cuenta es la visita del entonces presidente de Grupo Televisa, Emilio Azcárraga Milmo con Verónica Castro. Para el elenco fue un acontecimiento porque él nunca iba al teatro.
Durante su ciclo, la obra también fue vista por políticos, deportistas, artistas, intelectuales y hasta por la entonces primera dama, Carmen Romano de López Portillo.
En 1984, Roberto Gómez Bolaños montó “El Títere”, un musical de versión libre del cuento de “Pinocho”, de Carlo Collodi. En el reparto además del actor y escritor, destacaron Florinda Meza, Rodolfo Rodríguez, Raúl “Chato” Padilla, Angelines Fernández y Lilí Inclán, entre otros.
“Fue una etapa divertida. A la obra le fue muy bien porque prácticamente duró un año con 400 representaciones en el Televiteatro 1, con capacidad para mil 500 personas. Después hicimos una gira más o menos larga por toda la República. Fue el primer gran musical de mi padre”, platicó Roberto Gómez Fernández, quien ahí hizo su debut teatral.
Interpretando a un muñeco títere, con más de 50 años de edad, “Chespirito” bailó tap, cantó, actuó y deleitó a cientos de personas.
“Roberto fue un verdadero genio, espectacularmente talentoso y con el don de arte. Conmovió al público con la historia de un títere que muestra a la gente que realmente tiene alma y corazón. El mensaje fue muy positivo y la obra muy visual con mucho baile y temas originales”, comentó Alejandra Ávalos.
La actriz y cantante participó en los coros de temas como “El percance”, “Diferente”, “Títere”, “La vida”, Ánimo”, “Ser como se debe ser”, “Torpe”, “Viva el teatro”, “La sentencia” y “La vida”, que se grabaron para un disco LP.
“Sólo coloqué mi voz en la grabación, nunca participé en la obra debido a que estaba en una telenovela. Florinda Meza me invitó y acepté, pues en aquel entonces, me iniciaba como corista de grupos como Timbiriche, Fresas con Crema, Pandora y Flans, entre otros”, recordó en entrevista con Notimex.
En 1964, “Chespirito” escribió la obra “óSilencio, recámara, acción!” que montó en 1967 pero obligado por la censura tuvo que cambiarle el nombre por “óSilencio, cámara, acción!”.
Fue protagonizada por Marco Antonio Campos Contreras “Viruta” y Gaspar Henaine “Capulina”. Sólo llegó a 140 representaciones sin lograr una respuesta positiva en lo económico.
En 2007, Roberto Gómez Bolaños dio a conocer que tenía otra obra guardada en el cajón, titulada “Abuelos”, que abunda en el conflicto entre un señor rico y su jardinero.
Otro proyecto es “La reina madre”, por la que en 1992 ganó el segundo lugar en el concurso de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem).
La trama gira en torno a la vida de Hannah Chaplin (1866-1928), actriz del music hall londinense que resaltó con el nombre artístico de «Lily Harley» y fue madre de Charles Chaplin, uno de sus grandes ídolos.
Los productores de teatro, Guillermo Wiechers y Juan Torres informaron que bajo el título de “Queen mother”, Florinda Meza desea llevar la obra a Broadway y que incluso, ellos podrían sumarse al proyecto.
Fue escrita en la década de los 90 e incluye números musicales para narrar el caso de una mujer con facultades mentales afectadas que vive en un mundo de fantasía.
“Se escribió para estrenarse en Broadway, allá tienen el escenario ideal para un montaje de ese nivel y de esa naturaleza. No es porque sea ‘Chespirito’ ni Florinda Meza, pero está extraordinaria la historia y la música”, indicó Juan Torres.