Campanarios y torres fortificadas sobresalen en el centro de Tallin como lo hacían en la Edad Media, cuando la capital estona reinaba con su puerto en el comercio por el mar Báltico.
Declarada Patrimonio de la Humanidad, el mejor punto para divisar el barrio medieval de Vanalinn es la colina de Toompea, aún rodeada por 2 km de muralla y 25 de las 35 torres originales.
Lo habitual es acceder a la colina a través de la puerta Pikk Jalg (1380) y seguir la visita por callejas en cuesta y con escalinatas que conducen a la Torre Pikk Hermann (1371), vestigio del primer bastión que tuvo la ciudad.
Toompea acoge, además, dos catedrales, palacios como el barroco que hoy aloja el Ayuntamiento y casas medievales, muchas transformadas en tabernas, cafés y tiendas de artesanía.