Mérida…ciudad colonial entrada al Mundo Maya

Ciudad de México, una de las capitales más pobladas del mundo, se vislumbra mucho antes de aterrizar, enmarcada por los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. Los nombres de estos montes remiten al pasado prehispánico del país, todavía vivo en múltiples conjuntos arqueológicos: desde el mismo corazón de México con Teotihuacán, centro ceremonial anterior a los aztecas, hasta la península de Yucatán, donde las pirámides y templos de Uxmal, Chichen Itzá y Tulum se intercalan con la naturaleza de la jungla y el Caribe.

La ciudad colonial de Mérida, a dos horas de vuelo de la capital mexicana, es el mejor punto de inicio para recorrer los tesoros arqueológicos y naturales de Yucatán. No hay que perder la oportunidad de perderse entre sus callejuelas blancas y disfrutar del mestizaje de sabores de su cocina, con protagonistas como el chile habanero –uno de los más picantes–, la naranja agria y las pepitas de calabaza. A lo largo del señorial Paseo Montejo es posible intuir la Mérida desde donde se administraban las riquezas y bellezas de los territorios caribeños durante la época colonial.

Uxmal, a una hora y media de coche, será nuestro primer contacto con la civilización maya. El parque requiere varias horas de visita y es recomendable hacerla temprano por la mañana o a última hora de la tarde para aprovechar las sombras, así como para evitar los grandes grupos de turistas. Dormir en los hoteles vecinos a las ruinas es un auténtico lujo, no tanto por las comodidades como por ser los primeros o los últimos en pasear por el recinto. Contemplar sin prisas los mascarones dedicados a Chac, el dios de la lluvia maya, que decoran las fachadas principales, o detenerse frente a la Pirámide del Adivino, la Casa de las Palomas o el Cuadrángulo de las Monjas, producen una emoción impagable.