• El último obispo zapatista y su compromiso con Samuel Ruiz
• Nunca tuve la intencion de competir con él: Felipe Arizmendi
• El sorprendente Puebla y la aplicación del Estado de Derecho
Por coincidencias del periodismo, conocí a monseñor Felipe Arizmendi en 1993.
Era obispo de Tuxtla Gutiérrez y lo visitó el entonces dirigente priísta Fernando Ortiz Arana, quien habló poco más de una hora sobre la sucesión en Chiapas.
Desde el poder, a impulso de Luis Donaldo Colosio, había la pretensión de impulsar una candidatura de unidad con un proyecto de gobierno para desatascar ese estado de la pobreza, del subdesarrollo, de la explotación social, política y económica.
El plan se frustó con el alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y sobre todo con la supuesta confabulación del arzobispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, aunque Colosio mantuvo su propuesta de impulsar un abanderado arco iris: azul, amarillo, tricolor.
Mientras tanto, monseñor Ruiz y su sucesor Raúl Vera causaba escozor al gobierno.
La diplomacia vaticana se mostró consecuente y retiró a monseñor Vera a Saltillo.
Su relevo fue el obispo Arizmendi.
Un prelado dócil, se suponía, lejos del dogmatismo de Samuel Ruiz y de su discípulo más avanzado, Raúl Vera.
Pero el purpurado Arizmendi sorprendió: no tuvo el protagonismo de ninguno de los anteriores, no traicionó su evangelio, continuó con la dinámica impulsada por ellos, pero sobre todo fue un instrumento de pacificación y comunicación sin aliarse ni enfrentar al zapatismo de Rafael Sebastián Guillén, ayer subcomandante Marcos y hoy subcomandante Galeano.
Ahora sí entremos en la noticia.
NO VINE A DESTRUIR LA OBRA DE SAMUEL RUIZ
Para efectos clásicos, monseñor Felipe Arizmendi es el último obispo de los zapatistas.
¿Cómo lo consiguió?
El mismo lo explica:
“Me he esforzado por ser fiel a lo que me propuse y manifesté en este mismo lugar hace 15 años:
“-No vengo a competir, ni a destruir, sino a complementar.
“Nunca fue mi intención competir con nuestro querido antecesor, monseñor Samuel Ruiz García, pues todos conocemos sus méritos y su invaluable servicio a esta Iglesia.
“No vine con consignas de destruir su obra y de cambiar las opciones fundamentales de esta diócesis.
“Mi convicción ha sido, ante todo, conocer la vida, la historia, las realidades, los pueblos, las culturas, el proceso diocesano, para después complementar lo que los nuevos retos pastorales nos fueran presentando, como la pastoral migratoria, juvenil, vocacional y familiar…”.
No se fue contra el pasado y por ello mantuvo acciones pastorales de avanzada como la autorización a seglares para desempeñar funciones sacerdotales, de diáconos y subdiáconos, algo no visto en otras diócesis.
Su propósito, subrayó, incluía “consolidar el diaconado permanente en los pueblos originarios, la pastoral urbana, la inculturación de la liturgia, las traducciones bíblicas y litúrgicas”.
También hizo esto último.
Por primera vez la biblia, documentos bíblicos y evangélicos como Desde la Fe pueden leerse en tzotzil y otras lenguas nativas.
Con esos reconocimientos, no sorprende la aceptación de su renuncia del Papa Francisco y menos la orden del nuncio apostólico Christophe Pierre de continuar en tanto buscan a su sucesor.
Y sí, Arizmendi seguirá más tiempo en San Cristóbal de las Casas.
ESTADO DE DERECHO Y SORPRESA EN PUEBLA
1.- En el gobierno federal pasan revista de los estados y, según sus estándares, Puebla sobresale.
Están por difundirse datos donde el estado de Rafael Moreno Valle destaca por productividad, inversión y, dato destacable para envidia de muchos más, por la aplicación de la ley.
Y 2.- muy cerca del final de la Legislatura, Manlio Fabio Beltrones postula la actual Cámara de Diputados como ejemplo de consenso.
Sólo así, subraya, era posible sacar 29 reformas constitucionales y las reformas estructurales.