Las casas blancas de esta localidad enclavada en las laderas de la isla de Santorini, en las Cícladas griegas, se recortan en el azul intenso del Egeo.
Entre sus fachadas, escaleras y terrados de blanco inmaculado, sorprenden las cúpulas azules que hacen juego con el mar . El tórrido sol del verano mediterráneo hace refulgir el no color de las casas, que brillan bajo sus rayos.
El blanco protege sus interiores en penumbra.
A Oia se llega fácilmente desde la capital de la isla, Thira, a través de una carretera que obsequia con espectaculares vistas de los paisajes volcánicos que rodean ambas localidades y de la accidentada costa.
En España, el banco también pinta la fisonomía de muchos de sus pueblos como los de Cádiz, encalados cada temporada, que se visitan a través de la atractiva Ruta de los Pueblos Blancos.