Merkel…endurece su posición frente al referéndum griego

Alemania acepta el órdago griego. El primer ministro Alexis Tsipras indignó a los líderes europeos la semana pasada con su referéndum sorpresa. La canciller Angela Merkel recoge el guante y se niega a negociar antes de la consulta. Si gana el sí, Tsipras habrá sellado su tumba política. Si los griegos dicen no, Merkel confía en que el euro resista las consecuencias. “Nos jugamos mucho. El mundo nos mira. Pero el futuro de Europa no está en juego”, dijo el miércoles la líder alemana -según nota de El PAÍS-.

En una sesión especial del Bundestag, Merkel insistió en que descarta cualquier negociación antes de conocer la opinión de los griegos. Pero, más importante aún, explicó los motivos del portazo alemán ante los intentos de Tsipras de volver a discutir una nueva oferta. “No se trata de dinero”, dijo. La canciller repitió en varias ocasiones la importancia de que la UE siga siendo una “comunión de derecho”; y sostuvo que si ahora transigiera con las peticiones griegas, en el futuro lo lamentaría.

Un no en el referéndum —que, según su número dos en el Gobierno, Sigmar Gabriel, equivaldría a una salida inmediata de la zona euro— tendría consecuencias catastróficas, sí, pero para los griegos, no para el resto de los miembros de la moneda única, sostiene la canciller. “Hoy la zona euro es mucho más estable y robusta que hace cinco años”, dijo.

Clima de animadversión

Alemania lleva tiempo inmersa en un clima de suspicacia ante todo lo griego perceptible en los medios de comunicación, los discursos de los políticos y los comentarios en la calle. Pero en los últimos días esta fobia ha crecido, y trasciende la prensa sensacionalista. El Frankfurter Allgemeine, periódico habitualmente moderado de centro-derecha, llevaba el martes en su portada una foto de la plaza Syntagma de Atenas con una pintada que decía: “EU, IMF: Fuck off”. El diario ilustró la imagen con el siguiente título: “Reciprocidad: lo que muchos griegos desean a la UE y al FMI seguramente lo desean también a los griegos muchos europeos”.

Merkel se mostró clara, pero su ministro de Hacienda fue demoledor. Wolfgang Schäuble, que desde hace tiempo no se esfuerza demasiado por ocultar su preferencia por una zona euro sin Grecia, acusó al Gobierno de Tsipras de falta de seriedad, de no ser digno de confianza y de arrastrar a su pueblo a una situación angustiosa.

“Si el sábado [los gobenantes griegos] hubieran aceptado la propuesta europea, se podría haber aprobado en el Bundestag. Ahora todo se ha complicado extraordinariamente”, dijo el ministro. Estas horas de retraso tendrán un coste incalculable. Porque al haber expirado ya el programa de asistencia financiera, Grecia ya no puede aspirar a prorrogarlo, sino a negociar desde el principio uno nuevo. Y ese proceso podría alargarse durante un tiempo precioso; unas semanas que están perdiendo los griegos y una economía cada vez más afectada por el corralito instalado desde el lunes.