Castillo de Neuschwanstein. El más famoso e icónico de los castillos alemanes está situado en la región de Baviera y, a pesar de su aspecto medieval, con torreones y picudas almenas, fue construido en el siglo XIX.
Luis II de Baviera, llamado el Rey Loco, fue su artífice, aunque murió sin verlo terminado.
El castillo es una auténtica fantasía, desde la reproducción de la gruta donde Wagner interpretaba sus obras a las originales dependencias y mecanismos que llenan el palacio.
Su nombre original era «Nuevo castillo de Hohenschwangau», en honor del castillo donde el rey pasó gran parte de su infancia y a su muerte lo cambiaron por el de Neuschwanstein. Recibe cada año 1,4 millón de visitantes.