Juneau, capital de Alaska, no se llega por carretera. El ferry avanza entre los canales y el agua quieta rompe en la proa con un suave roce.
Las gaviotas y los cormoranes conviven en las grandes playas. Cientos de islas selváticas forman un laberinto en el que ballenas y orcas levantan sus lomos del agua gris-azulada. Respiro hondo, y el aire puro del Pasaje Interior impregna cada célula del cuerpo.
Juneau se halla en la Tongass National Forest, la mayor reserva forestal de Estados Unidos, si bien la palabra rainforest («selva lluviosa») refleja mejor la naturaleza y el clima del lugar.
Por doquier, gigantescas coníferas y cedros rojos descienden hasta la orilla del agua.