«Es brillante, muy pintoresco, tiene mucho talento. Un líder absoluto», dijo el presidente ruso, Vladimir Putin, sobre el precandidato presidencial Donald Trump el jueves -según nota de BBC Mundo-.
«Es un gran honor ser halagado de esa forma por un hombre tan respetado dentro de su país y más allá», le devolvió Trump a Putin el fin de semana.
No es la primera vez que el presidente y el precandidato republicano se «tiran flores» y la seguidilla de piropos ya llamó la atención de políticos y analistas en Moscú y Washington.
¿Por qué hay tanta simpatía entre un hombre salido de la legendaria KGB soviética y un magnate inmobiliario y organizador de concursos de belleza que ahora quiere presidir Estados Unidos?
Más allá de los disímiles orígenes de ambos, hay aspectos comunes que pueden explicar el intercambio de halagos entre ambos.
Poderosos y «viriles»
«Putin continúa demostrando que es uno de los pocos hombres en el planeta suficientemente poderoso para hacer lo que quiera y salirse con la suya», reseñó la revista Forbes el mes pasado, cuando escogió al ruso como «la persona más poderosa del mundo».
Forbes escogió a Putin por encima de la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el papa Francisco (en ese orden).
Trump no está en desacuerdo y lo dejó en claro en una entrevista televisiva el sábado: «Creo que es un líder fuerte. Un líder poderoso».
A él también le gusta «salirse con la suya» y lo ha repetido constantemente en los últimos meses.
Incluso llegó a decir que no tendrá que hacer ningún compromiso preelectoral pues, como es millonario, puede prescindir de donantes y pagar su campaña.
Dice que quiere impulsar la relación con Rusia hacia otro nivel, un nivel más profundo. Naturalmente le damos la bienvenida. Es líder absoluto de la carrera presidencial».
El republicano no se cansa de apuntar que su país perdió el liderazgo mundial que ostentaba y su lema político es: «Vamos a hacer a Estados Unidos grande de nuevo».
Trump dijo, además, que Putin «está haciendo carne triturada» con Obama, a quien siempre señala como un líder débil.
Sin embargo, esta simpatía con el estilo del ruso no es compartida por sus eventuales competidores en la carrera republicana.
Jeb Bush lo calificó de «matón», mientras el cubanoestadounidense Marco Rubio piensa que Putin es un «gángster».
La analista rusa Masha Gessen explicó que un rasgo común entre Putin y Trump es su sentido de «virilidad».
«Trump dijo que si alguien lo golpea devolverá el golpe 10 veces más duro. Podría estar citando a Putin, que toda su narrativa personal se basa en golpear diez veces más duro. Además de golpear, la virilidad se basa en denigrar a las mujeres. Aquí, de nuevo, los dos hombres dicen las mismas cosas, incluso sobre las mismas mujeres», escribió Gessen en su sitio web.
Polémicos
Trump aprovecha sus apariciones en programas de televisión para opinar sobre política internacional.
Cuando el sábado Trump fue cuestionado sobre si temía que su retórica agresiva fuera aprovechada por sus rivales o malinterpretada, el precandidato descartó la posibilidad.
«No es posible. Mis palabras representan tenacidad y fuerza», contestó el exanimador de televisión.
Y es un aspecto que Putin también ponderó del republicano.
El mandatario ruso apuntó que, gracias a su controversial estrategia, Trump es el «líder absoluto de la carrera presidencial en Estados Unidos».
Ambos políticos no tienen reparos en hacer polémicas declaraciones sobre política internacional.
Mientras Trump anuncia que hará que México pague un muro para erradicar la migración ilegal de sur a norte, Putin no tuvo reparos en decir que «en los corazones del pueblo, Crimea siempre fue parte de Rusia».
El ruso calificó de «incivilizadas» a algunas disposiciones económicas de la Unión Europea y acusó al gobierno de Obama de «histérico» por su «retórica de la Guerra Fría».
Trump por su lado dice que «el cambio climático es una mentira», que bombardeará Estado Islámico «hasta erradicarlos» y que «le ganará a China todo el tiempo».
Simpáticos
Aunque ambos aprovechan el perfil de «chicos rudos» que tienen, la simpatía también los favorece.
Así lo destacó Trump al apuntar que ambos son líderes con mucha popularidad.
«Putin tiene un índice de aprobación del 80%. Él es muy popular en Rusia», dijo.
El investigador de la universidad de Madison (EE.UU.) Scott Gehlbach, quien realiza un estudio sobre la aprobación del mandatario ruso, afirmó que los dichos de Trump se verifican en encuestas de opinión diseñadas en países de occidente y en Rusia.
«Lo que señaló Trump es consistente con nuestra investigación», señaló Gehlbach en un artículo publicado en el portal web de análisis Politifact.
Trump aseguró varias veces que Barack Obama no tiene el liderazgo que tiene Vladimir Putin.
El precandidato republicano cree que ambos tienen «buena química» con la población y eso los potencia políticamente.
«Soy realmente un buen tipo, créanme, me siento orgulloso de serlo», escribió Trump en su libro Crippled America («Estados Unidos inválido») sobre él.
En septiembre, dijo lo siguiente sobre Putin: «Es una persona más agradable que yo».
Putin, por su parte, cree que Trump tiene una personalidad «excepcional y talentosa».
¿Amigos?
«Somos muy diferentes, pero nos llevaríamos muy bien juntos», anticipó Trump, a quien ya le gusta hablar como si fuera el presidente de Estados Unidos.
«Él se siente bien cerca de mí. Yo me siento francamente bien con él. Creo que podemos hacer cosas con Rusia que están a nuestro favor. Como un beneficio mutuo», añadió.
Putin le tomó el apunte y el jueves dijo que no ve con malos ojos un desenlace a favor de Trump en la carrera presidencial.
«Dice que quiere impulsar la relación con Rusia hacia otro nivel, un nivel más profundo. Naturalmente le damos la bienvenida. Estamos abiertos y trabajaremos con cualquier presidente por el que vote el pueblo de Estados Unidos», declaró el mandatario ruso en conferencia de prensa.
Todavía no tienen una foto juntos y jamás ninguno reveló alguna comunicación entre ellos.
Sin embargo, a pesar de que parece que vienen de dos mundos diferentes, sus rasgos comunes hacen pensar que la historia de ambos no acabará en un intercambio de piropos.