Las ocho pinturas en tabla y dos telas al óleo que forman parte del retablo mayor del Templo de San Bernardino de Siena, en Xochimilco —uno de los pocos existentes del siglo XVI en México, según las fuentes históricas—, en el que se narran pasajes de la vida de la Virgen María y de Jesús, son estudiados y restaurados por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La restauradora Cristina Noguera, de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) y responsable del proyecto, dijo que se trata “del único retablo completo con influencia renacentista que hay en la capital del país”.
Los pasajes que se aprecian en estas obras de gran formato son: La Anunciación, La adoración de los pastores, La adoración de los Reyes Magos, La Circuncisión del Niño Jesús, Pentecostés, La Resurrección, La Asunción de la Virgen y La Ascensión de Cristo, cuyas dimensiones oscilan entre los 2.75 m de alto x 1.75 m de ancho. A su vez, el par de lienzos tienen representaciones de Santa María Egipciaca y Santa María Magdalena, y miden 59 cm de alto por 92 cm de ancho.
Creadas hace más de cuatro siglos, según el avance de la investigación historiográfica y del material, las pinturas tienen una influencia europea, sin embargo, al paso del tiempo se modificaron de acuerdo con una intención claroscurista. “Se alteró la luz en los fondos, de un celeste claro, pasó a ser oscuro”.
El resultado del estudio será una aportación importante para conocer la historia de estos cuadros, la cual indica que se fueron adecuando a la época y al gusto de lo que se quería ver en ellos”, mencionó el restaurador Nathael Cano Baca, quien forma parte del equipo de especialistas que atiende las obras coloniales.
La intervención de las tablas, detalló la restauradora Cristina Noguera, coordinadora de los trabajos, implica un largo proceso de investigación y análisis, además de que pocas veces se tiene la oportunidad de tener piezas tan antiguas y complejas en el taller. “El retablo principal del templo de San Bernardino de Siena aún mantiene una calidad pictórica maravillosa, a pesar de sus deterioros”, apuntó.
Las tablas ingresaron al Taller de Pintura de Caballete de la CNCPC, en diciembre de 2014, donde se les efectuó un diagnóstico previo a su restauración.
Las obras de gran formato, que decoran las calles laterales del retablo, presentaban un deterioro del soporte a causa del ataque de insectos y por intervenciones previas que modificaron su apariencia.
Se tomaron fotografías de cada una de las pinturas por el anverso y el reverso, y se efectuó un registro general con luz visible y ultravioleta. Para complementar el estudio de imagen, se analizó la superficie pictórica con microscopia portátil, técnica que a su vez contribuyó a definir el área de estudio con otros métodos de análisis, como la caracterización elemental mediante fluorescencia de rayos X, y la toma de cortes transversales para su estudio con microscopios óptico y electrónico de barrido.
La restauradora Magdalena Rojas expuso que otra parte del estudio consistió en el análisis de las características físico-químicas de la superficie de las pinturas, con la finalidad de seleccionar el método de limpieza más adecuado para cada una.
El restaurador Juan Francisco López dijo que además se elaboró un registro de las características tecnológicas de cada una de las tablas, así como de las intervenciones que se les han realizado, y sobre el estado que guardaban al momento de su restauración.
Tras los estudios y la fumigación de las tablas y del soporte, se consolidaron las grietas, se adhirieron fragmentos desprendidos de la pintura y se retiraron algunos repintes que se interponían en la apreciación de elementos plásticos de cada una. También se resanaron las zonas con faltantes, en las cuales los especialistas del INAH trabajan actualmente en su reintegración cromática.
Cristina Noguera subrayó que durante el trabajo de restauración se respetaron las pinceladas históricas que tenían una intención plástica y que muestran el gusto de una época específica, con la intención de dar armonía estética a todas las intervenciones.
En el proyecto contó con la colaboración de diferentes áreas de la CNCPC: el Taller de Conservación de Pintura de Caballete, Fotografía, Radiología, Laboratorio de Caracterización de Material por Técnicas no destructivas y Microscopía.
El retablo mayor fue hecho para fortalecer el culto católico a través de las imágenes del Templo de San Bernardino de Siena, en Xochimilco, una de las primeras construcciones franciscanas de la Nueva España, donde aún forma parte del ajuar litúrgico. Los trabajos de restauración se encuentran en su etapa final, y se prevé que las piezas puedan volver a su lugar de origen en el primer trimestre de este año.