Más de un centenar de “caritas sonrientes”, la más universal de las expresiones que refleja emociones comunes a todo ser humano, se exhiben por primera vez en el Museo Histórico Nacional, en Río de Janeiro, Brasil, en la exposición Magia de la sonrisa en el Golfo de México, que se inaugura este 28 de julio.
En esta exhibición, organizada por la Secretaría de Cultura a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), los visitantes cariocas y de otros países podrán admirar las figuras antropomorfas del centro de Veracruz que fueron elaboradas en arcilla por un pueblo de carácter multicultural, con influencia mixe, zoque y nahua, entre otras, que los especialistas denominan Culturas de la Costa del Golfo, las cuales habitaron esta región desde el periodo Preclásico Terminal hasta el Epiclásico (100 a.C.- 900 d.C.).
Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología del INAH y curador de la exposición, sostuvo que la Olimpiada Cultural —que se efectúa de forma paralela a la justa deportiva— es una oportunidad única para apreciar casi mil años de tradición cultural del Golfo a través de esta colección de figurillas prehispánicas que tienen una expresión de bienvenida, de incorporarse a un ritual, a una celebración como la que habrá en Río de Janeiro.
La exposición muestra otra faceta de la riqueza cultural del México antiguo y va muy acorde con la fiesta de los Juegos Olímpicos, porque las figurillas son representaciones de hombres y mujeres en una actitud festiva y de alegría, con expresiones sonrientes, característica que ha llamado la atención de los investigadores desde hace una centuria”.
Las “caritas sonrientes” son piezas que personifican rostros únicos y aunque repiten actitudes, adornos y atuendos, la expresión no es igual, como sucede con las personas que no sonríen de la misma forma ante eventos inesperados, sentimientos de alegría o incluso nerviosismo.
Las esculturas que van del pequeño formato a medio metro de altura, tienen un sentido simbólico asociados a rituales propiciatorios de buenas cosechas, inicio y fin de ciclos calendáricos, por lo que muchas de ellas son instrumentos musicales como silbatos y flautas.
Las figurillas, algunas de cuerpo entero y otras sólo la cabeza, se encontraron en espacios funerarios y sirvieron como compañía del difunto en su viaje hacia el inframundo, aunque también se hallaron en contextos domésticos, en campos agrícolas, cuerpos de agua y vertederos, (depósitos con cabecitas). Las piezas proceden de sitios arqueológicos como El Zapotal, La Higuera, Isla de Sacrificios, Patarata, La Campana y Remojadas, entre otros, en Veracruz.
La arqueóloga Colette Almanza, también curadora de la exposición, dijo que la muestra se divide en cuatro temas. En el primero, titulado “La costa del Golfo de México y antecedentes escultóricos”, se ubica al visitante en esta región cultural y ambientalmente heterogénea, que se extiende a lo largo de 800 km, desde el sur de Tamaulipas hasta los pantanos del oeste de Tabasco, en la frontera con las Tierras Bajas Mayas del Sur.
En este espacio se aborda la importancia de los grandes monolitos conocidos como Cabezas Colosales, cuyos rasgos risueños no son una constante, sino una excepción.
El siguiente núcleo temático, “La risa, reflejo de emociones”, retoma la clasificación del psicólogo norteamericano Paul Ekman, cuya investigación establece que los seres humanos aprendemos los gestos y las expresiones a través del contacto social, y éstos varían en función de la cultura y el grupo poblacional. Es así que clasifica 18 tipos diferentes de sonrisas: falsa, amortiguada, sincera, burlona, desdeñosa, temerosa, triste, etc. En este apartado se reconoce que las expresiones faciales de las figurillas, en su mayoría, muestran una sonrisa sincera y en ningún caso se ha identificado una triste.
En “Ofrendas, rituales y sus significados”, se muestran los elementos iconográficos representados en los tocados de las figurillas sonrientes del periodo Clásico en la Costa del Golfo (200-900 d.C.), entre los que encontramos a Mictlantecuhtli, el señor de la muerte; Macuilxóchitl; Quetzalcóatl, en su advocación a Ehécatl, y Tlahuizcalpantecutli y su asociación con Venus.
Finalmente, el cuarto núcleo “Caritas sonrientes: temática general y contextos arqueológicos”, resalta los entornos en los que fueron encontradas las figurillas sonrientes por parte de acuciosos arqueólogos mexicanos a lo largo de muchas décadas.
Las piezas que integran la colección proceden de los museos de Antropología de Xalapa, Nacional de Antropología y Fortaleza de San Juan de Ulúa.
Estas representaciones se han estudiado desde finales del siglo XIX por Leopoldo Batres, Francisco del Paso y Troncoso, Hermann Strebel, Franz Blom y Oliver La Farge. En la década de los años 50 del siglo XX, Alfonso Medellín Zenil realizó importantes trabajos y presentó tipologías fundamentales para el estudio científico actual.
En el año 2000, Eduardo Planchart estudió la risa en Mesoamérica desde una perspectiva simbólica, mientras que en 2008 Cherra Wyllie concluyó que las figurillas de El Zapotal, Veracruz, fueron dedicadas a la deidad de la muerte. En 2011, María José Reyes Parroquín realizó un catálogo de las piezas procedentes del Museo de Antropología de Xalapa. Especial mención debe hacerse del ensayo literario que Octavio Paz publicó en 1971 intitulado Risa y Penitencia.
La exposición Magia de la sonrisa en el Golfo de México se exhibirá en el Museo Histórico Nacional, en Río de Janeiro, Brasil, durante tres meses.