En Oaxaca no pasa nada, pontificó en su momento para la historia Ulises Ruiz Ortiz. No importa que pase todo.
¡Qué más da! ¿A quién importa? Si a los propios oaxaqueños no ha importado por casi medio siglo desde los 70.
Para no quedarse atrás en buscar pasar a la historia filosofando, Gabino Cué Montagudo justificó y minimizó el marchómetro: Las manifestaciones son reflejo de un Oaxaca vivo. No cabe duda, Oaxaca, es mágica y hechicera.
Las siete regiones físicas y ocho socioeconómicas conforman la postmoderna versión de la Torre de Babel en la que se confuden 16 grupos étnicos que hablan más de 50 variantes dialectales. Más los afromestizos de la Costa.
La vieja y nueva clase política la han convertido en La Cueva de Alí Babá y los 400 ladrones y en la postmoderna versión de Sodoma y Gomorra. Es el mundo al revés en el que reina la impunidad total.
“Estábamos mejor, cuando estábamos peor”, sentenció para la posteridad el cura guerrillero Romualdo Francisco Wilfrido Mayrén Peláez, padre de más de un niño, y apoderado legal de la Arquidiócesis de Antequera.
Al fin elíptica, no circular ni menos lineal, la historia se repite cíclicamente en la Gran Señora del Sur a la que cantara el vate Francisco Hernández en el poema ¡Yo soy Oaxaca! o Diálogo hermanado de las siete regiones.
En este contexto pareciera que no tiene nada de extraño que los diodoristas saqueen, otra vez, como lo hicieron hace 18 años la maquinaria y vehículos del organismo público descentralizado de carácter estatal CAO.
Aunque seguimos tropezando con la misma piedra, indispensable es recuperar la memoria histórica y recordar que el arquitecto Guillermo Martínez Gómez trae el fierro del establo de Diódoro Carrasco en las nalgas.
En su momento, el gobierno de José Murat Casab, sucesor del hoy panista secretario de Gobierno de Rafael Moreno Valle, denunció que ex el director de CAO diodorista saqueó la maquinaria y vehículos de CAO.
Según las investigaciones realizadas por el entonces nuevo gobierno entrante de José Murat, se logró establecer que Guillermo Martínez Gómez huyó con la maquinaria para utilizarla con sus constructoras en Tlaxcala.
Por más de diez años, el director saliente de Caminos y Aeropistas de Oaxaca se refugió en ese estado del Centro de la República enriqueciéndose con la maquinaria y vehículos que robó de CAO, por primera vez en 1998.
Hoy, nuevamente, el controvertido arquitecto diodorista Guillermo Martínez Gómez es piedra de escándalo, debido a las denuncias del nuevo saqueo de maquinaria y vehículos en Caminos y Aeropistas de Oaxaca.
Al igual que el defenestrado director inicial de CAO, José Luis Pinacho Gómez, su sucesor Guillermo Martínez Gómez, se dedicó a hacer negocios beneficiando a sus diversas empresas y dejando de pagar a constructores.
En ejercicio del derecho de petición y audiencia, consagrados por la Constitución General de la República y Particular del Estado he solicitado a los gobernadores saliente y entrante presentar pruebas documentales públicas y privadas de la escandalosa corrupción en el Gobierno Oaxaca.
Gabino Cué Monteagudo y Alejandro Murat Hinojosa deben ser enterados de la denuncia penal por el delito de extorsión, que a nombre de Jorge Enrique Castillo Díaz y del actual mandatario, se ha realizado en Caminos y Aeropistas de Oaxaca (CAO), para pagar a constructores.
El probable delito de extorsión involucra al ex director de CAO, José Luis Pinacho Gómez, y al actual director Guillermo Martínez Gómez, así como a los secretarios de las Infraestructuras y Ordenamiento Territorial, Netzahualcóyotl Salvatierra y Sergio Pimentel, respectivamente.
El empresario constructor que nos hizo llegar la correspondiente denuncia, debidamente documentada ante la Fiscalía General del Estado, que abrió la respectiva Carpeta de Investigación, aporta entre las pruebas la videograbación de la extorsión de la que fue objeto.
El probable responsable material del intento de extorsión dijo al constructor que era enviado de Jorge Enrique Castillo Díaz y que su nombre aparecía en una lista de los empresarios que tienen que aportar determinadas cantidades de dinero para que se paguen sus adeudos millonarios.
El empresario afectado se ha llevado cuatro años hablando muchas veces con los jefes inmediatos superiores del funcionario de CAO que exigió dos millones de pesos a nombre de Jorge Enrique Castillo Díaz “para entregar al gobernador Gabino Cué Monteagudo”.
Desesperado por el fuerte quebranto económico, por la falta de pago por obras concluidas, entregadas y recibidas por la administración de José Luis Pinacho Gómez en Caminos y Aeropistas de Oaxaca, al empresario no ha quedado otra que denunciar penalmente el caso.
Ahora, 18 años, después del primer escandaloso robo a CAO al término del gobierno de su mecenas, Guillermo Martínez Gómez cuenta con la complicidad de otro saqueador diodorista Alberto Vargas Varela, agonizante Secretario de Administración.
Los trabajadores de Caminos y Aeropistas de Oaxaca (CAO) anunciaron que irán a un paro de labores para resguardar la maquinaria pesada que, según denuncias de los mismos empleados, están siendo vendidas al mejor postor en contubernio con Alberto Vargas Varela, secretario de Administración.
Según la denuncia presentada en el portal electrónico Punto y Aparte Oaxaca, en la residencia del Istmo de Tehuantepec, el pasado fin de semana intentaron sacar tractores de las marcas Komatsu, Caterpillar y Hyundai, que se encuentran inventariados como maquinaria recién adquirida, para venderlas como chatarra al mejor postor.
Al acto se opusieron los trabajadores, lo que no ocurrió en la residencia Cerro del Vidrio, donde sí sacaron las máquinas por instrucciones de la Dirección de Patrimonio de la Secretaría de Administración; también han desaparecido muchas camionetas y autos de la dependencia.
Los trabajadores acusaron a Javier de la Rosa, así como a Raúl Alcalá, de ser quienes han acompañado a funcionarios de CAO para dar de baja las unidades, sin tener justificación para considerarlos como chatarra.
Ante estas maniobras para saquear CAO, los empleados decidieron ir al paro y reforzar la vigilancia sobre las plantillas de maquinaria pesada, camiones de volteo, carga y camionetas, para evitar que funcionarios del gobierno de Gabino Cué roben el patrimonio de los oaxaqueños.
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