Con los gasolinazos del 2017 y el aumento a la energía eléctrica, el gobierno trata a los mexicanos como la “Bartola”, esa en cuya canción le dicen: “Mira Bartola, ahí te dejo esos dos pesos/ Pagas la renta, el teléfono y la luz/ De lo que sobre, coge de ahí para tu gasto/Guárdame el resto pa’comprarme mi ali pus.”
Vean si no:
Como ya lo estamos padeciendo, a partir del 1º de enero los precios de los combustibles aumentaron en la siguiente proporción:
La gasolina Magna pasó de $13.98 a $15.99 en promedio, que representa un aumento de $2.01, el cual equivale al 14.2% de incremento. Si lo vemos en pesos, los 2.01 parece poco aumento, pero si los multiplican por litros y por consumos diarios, semanales y mensuales resultan cifras elevadas.
La gasolina Premium fue de $14.81 a $17.79, que significa un aumento de $2.98, el cual equivale al 20.1%.
El diésel saltó de $14.63 a $17.05, que representa un aumento de $2.42 equivalente al 16.5% de incremento.
Y en las dos primeras semanas de febrero vendrán dos “ajustes” más a los precios de los combustibles, y a partir del 18 de ese mismo mes se determinarán de manera diaria; todo en distintos niveles en 90 regiones del país.
Y por si fuera poco también sube la energía eléctrica.
La Comisión Federal de Electricidad (CFE) informó que “en comparación con diciembre de 2016, en enero de 2017 las tarifas para el sector industrial aumentan entre 3.7% y 4.5%. Para el sector comercial, registran incrementos de entre 2.6% y 3.5% en el mismo periodo. Y la tarifa de uso doméstico de alto consumo (tarifa DAC) registra un aumento marginal de 2.6%”.
¿¡Qué tal!?
Ah, eso sí la CFE se ufana de un logro (supuesto) respecto de las tarifas para sus “clientes de bajo consumo”, pues “se mantendrán sin aumento en enero de 2017 respecto a las registradas en diciembre de 2016.” Y van rompiendo récord: ¡Registran ya 25 meses sin incrementos!
Cosa que al Gobierno Federal le da mucho gusto, porque “cerca del 99% de los hogares en México se encuentran en esta tarifa, lo que equivale a cerca de 35.5 millones de clientes de la CFE.”
Duda: La palabra “cliente” usada por CFE evidentemente refiere a los consumidores. ¿Pero en algún momento aplicaría a “clientes electorales”? ¿Por eso las tarifas de “bajo consumo” se mantendrán sin aumentos para una clientela de 99% de los hogares mexicanos? ¿Y ese equivalente de 35.5 millones de clientes cuántos millones de votos representan? ¿Le alcanzan para las elecciones del 2017, pero sobre todo para los comicios presidenciales del 2018?
En fin, son solo preguntas. Por lo pronto, ¡vayan aplausos seguidos de una porra: “A la bio, a la bao, a la bim bom ba CFE, CFE, ra-ra-ra!” Porque seguramente mantener sin aumento las tarifas de bajo consumo, son de las cosas buenas que suceden y que no se informan. Pero y de qué sirve que dichas tarifas se mantengan, si esos consumidores (“clientes”) por otro lado padecerán los estragos del aumento a las gasolinas y diésel, que se verá reflejado en un proceso inflacionario quien sabe de qué dimensiones. Desde las primeras horas del gasolinazo empezaron las advertencias de aumento en transporte, tortillas y otros productos.
O sea, los “clientes” no pagarán más por la luz, pero pagarán más caros los productos y servicios.
Ah, pero eso sí en los actos proselitistas rumbo a las elecciones locales del 2017 y federales del 2018, seguramente se escuchará decir: “Gracias a la Reforma Energética promovida por el Presidente Enrique Peña Nieto, bajaron y se mantienen las tarifas de bajo consumo”. ¿O terminarán incrementándola?
También dirán, probablemente, que el alza en los precios de los combustibles solo impactó en los sectores pudientes porque los ricos son los que tienen automóviles, industrias y comercios.
Caray, es un mito que los obreros, los campesinos, los burócratas y demás sectores comprendidos en la clase media y baja, no se vean afectados. ¡Si el uso del auto ya no es un lujo, sino una necesidad! Y quienes no lo tienen porque apenas ganan para subsistir, pagan transporte y los pasajes aumentarán con el incremento a las gasolinas.
Suben los precios de los hidrocarburos y todo sube. Por cierto, CFE dice que “el ajuste de las tarifas en el mes de enero de 2017 está relacionado con los incrementos de los precios de los combustibles para generar energía eléctrica registrados en diciembre de 2016 en comparación con diciembre de 2015.”
¿Ven como todo sube? Y si CFE aumentó tarifas para compensar costos en la generación de energía, toda la industria y comercio necesitará aumentar precios de productos para amortiguar el costo de producción y de mercancías.
AUMENTOS, MATAN SALARIOS
También se registró otro aumento: El acordado por el Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos.
En enero del 2016 entró en vigor un salario mínimo general vigente de $73.07 diarios, y en enero del 2017 otro de $80.04, que representa un incremento de casi $7. ¡Qué felicidad! Ja.
¿Qué se puede comprar con siete pesos más? Vaya, ni dos huevos de gallina. ¡La inflación se comerá ese grandioso aumento! Capaz y al rato los siete pesos solamente sirvan para comprar un huevo o para pagar el aumento de las gasolinas y el impacto del incremento a la energía eléctrica.
Ah, y el aumento al salario mínimo general evidentemente solo es para apoyar a los trabajadores asalariados, y muchos de ellos tienen un auto, que aunque modesto también camina con gasolina lo mismo que una motocicleta.
En fin, que los aumentos matan salario.
No obstante, según parece, el gobierno trata a los mexicanos como a la “Bartola”.
“Mira Bartola, ahí te dejo 7 pesos, pagas la gasolina y la luz; y lo que sobre agarras para tu gasto…”
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