El Secretario General de la ONU, António Guterres, considera «inaceptable» el uso de la «fuerza letal» en el marco de la crisis en Nicaragua y reclama al Gobierno que garantice la protección de los ciudadanos y haga que los responsables rindan cuentas.
«El Secretario General deplora y condena la violencia contra civiles, incluida contra estudiantes», dijo su portavoz, Farhan Haq, preguntado al respecto en una conferencia de prensa.
Guterres considera que «el uso de fuerza letal no es sólo inaceptable, sino que es en sí mismo un obstáculo para lograr una solución política a la actual crisis» en Nicaragua, donde han muerto más de 270 personas desde que comenzaron las protestas.
La Oficina Regional para América Central del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, que tiene un equipo en el país, ha recibido muchos informes de grupos de derechos humanos sobre “el uso desproporcionado de la fuerza” por parte de agentes de policía y agentes armados progubernamentales en Diriá, Niquinohomo y Catarina.
“Esos reportes incluyen un número de personas fallecidas. Estamos tratando de validar las cifras con organizaciones de derechos humanos en la zona. No nos ha sido posible definir la cifra exacta porque el acceso es bastante difícil”, explica Carlos Rodríguez, portavoz de la Oficina.
Este fin de semana, también fueron detenidos en el aeropuerto de Managua dos líderes campesinos, Medardo Mairena y Pedro Mena, cuando iban a tomar un vuelo internacional.
Para la Oficina, estas detenciones son “preocupantes”, ya que suponen “una forma de criminalizar la labor de los defensores de derechos humanos”, y considera que, al contrario, “el Estado debe garantizar que estas personas sean protegidas y brindarles seguridad”.
Medardo Mairena forma parte de la Comisión de Verificación y Seguridad, compuesta por representantes del Diálogo Nacional, integrado por estudiantes, empresarios, sociedad civil y el Gobierno para intentar resolver la crisis. “El Estado debe garantizar que [los miembros de la Comisión] puedan ejercer su función sin ningún tipo de represalias”, afirma el portavoz.
ONU Derechos Humanos siguió de cerca el asalto armado de 15 horas contra una iglesia cercana a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), donde hay atrincherados estudiantes desde el mes de mayo. “Los estudiantes que intentaron salir, corrieron a la iglesia de la Divina Misericordia, que también fue golpeada y violentada”, relata Rodríguez.
Tras la mediación de la Conferencia Episcopal y la Comisión de Verificación y Seguridad, 150 estudiantes pudieron salir y se trasladó a los heridos a la Catedral Metropolitana. Dos jóvenes murieron.
“Vivimos un momento bastante difícil”, explica Rodríguez. “Muchos familiares no habían visto a sus hijos desde que se atrincheraron en mayo. Había muchos temores de la población de represalias por grupos armados pro gubernamentales”, añade.
Las organizaciones que les recibieron les ofrecieron asistencia médica y psicológica, pero la ONU señala que “el Estado tiene la obligación de asegurar la integridad y la vida de las personas que viven en el país y de los estudiantes”.