La influencia prehispánica en la celebración de la Semana Santa de los coras en Santa Teresa del Nayar fue plasmada en la muestra fotográfica Los coras del Nayar. Imágenes de una herencia ancestral, que se inauguró la víspera en el Museo del Templo Mayor.
En entrevista, el arqueólogo Raúl Barrera Rodríguez explicó que la exposición, que permanecerá hasta el 14 de agosto, está conformada por 57 fotografías de gran formato a color, 47 de las cuales son de su autoría y 10 del artista Michel Zabé.
Destacó que las 10 imágenes de Zabé son de piezas arqueológicas procedentes de excavaciones de tumbas de tiro, que formaron parte del salvamento arqueológico de un proyecto que se llevó a cabo entre 2003 y 2006 en la región sureste de Nayarit, las cuales se realizaron con motivo de la construcción de la presa hidroeléctrica de El Cajón.
»Entonces ahí tuve la fortuna de coordinar este proyecto y entre lo más relevante está la excavación de un sitio arqueológico con la presencia de tumbas de tiro, es decir un pozo vertical cuya profundidad puede variar entre un metro y medio hasta siete metros», detalló el arqueólogo.
En el fondo se construía una bóveda donde depositaban a sus muertos, tumbas mortuorias, y les colocaban ofrendas de acompañamiento, las cuales consistían en representaciones de animales, jugadores de pelota, mujeres embarazadas, ancianos, niños y sobre todo de guerreros.
En la exposición se plantea a través de una selección de imágenes, que en ella subsisten rasgos culturales cuya antiguedad se remonta aproximadamente a dos mil años, hasta la época de la tradición llamada tumbas de tiro del occidente de México.
Respecto a la festividad en la celebración de Semana Santa, se distingue por un marcado sincretismo religioso, ya que los coras representan la Pasión de Cristo vinculándola en gran medida con tradiciones, ideas religiosas y mitos de origen prehispánico.
Durante los ocho días de celebración, los actores crean su propia escenografía sagrada. En la que los judíos o borrados, al pintarse el rostro y el cuerpo, transforman su condición humana en demonios.
Para sus protagonistas, la representación de la Semana Santa tiene una estrecha relación con la tradición prehispánica de la llegada de las lluvias, la fertilidad de la tierra y, en consecuencia, con la cosecha agrícola.
También las fotografías, además de comprender aspectos relacionados con la celebración de la Semana Santa, plasman esculturas de barro vinculadas con la guerra, cosmovisión, religión, música y la vida cotidiana de los grupos que habitaron la región durante la tradición tumbas de tiro, de entre el 200 aC y 600 dC.
Agencia El Universal