Dos de los personajes que durante el año pasado alcanzaron enorme popularidad gracias a internet fueron incluidos entre las figuras más influyentes de la revista Time.
Se trata de Mark Zuckerberg, creador de la red social Facebook, y de Julian Assange, fundador del sitio WikiLeaks, popular por la filtración de documentos secretos del gobierno de Estados Unidos.
Durante 2010 la red social, con apenas seis años de creció, superó los 500 millones de usuarios a nivel mundial y se estima que para 2012 logre duplicar esa cifra hasta alcanzar los mil millones de miembros.
Desde su creación Facebook se ha convertido en un fenómeno que surgió de una idea en un dormitorio de la Universidad de Harvard. Con oficinas principales en Palo Alto, California, y 12 en el mundo, la compañía cuenta con mil 400 empleados y en sus inicios sólo ofrecía el servicio en inglés, pero desde hace más de dos años se extendió a otros idiomas y hasta ofrece la alternativa de traducirlo a 70 diferentes.
Las filtraciones lo llevan al éxito
El 2010 fue sin duda el año de Julian Assange, quien causó revuelo con las filtraciones de los cables diplomáticos de Washington y antes ya lo había hecho al dar a conocer los documentos de las guerras de Irak y Afganistán.
En estos días, Julian Paul Assange es el ex hacker más famoso, aunque no precisamente el más apreciado. Es el fundador de WikiLeaks, la organización online que ha puesto en varias ocasiones en jaque a la Casa Blanca.
Assange, un australiano de 39 años, es todo un personaje; sus ojos grises hacen una extraña combinación con su cabello platinado. Casi no aparece en público y es muy celoso con los detalles de su vida privada. Como alguien que sabe que en realidad nada es seguro en la red, suele cambiar constantemente su correo electrónico y su número telefónico.
Su carrera como hacker la inició en la adolescencia, a los 16 años; bajo el nombre de Mendax se ganó una buena reputación en el cibermundo y junto con otros dos hackers formó el grupo International Subversives.
Con su equipo logró entrar a sitios en Europa y América del Norte, incluyendo algunos del Departamento de Estado, aunque su golpe maestro fue hackear, en 1991, la red principal de la empresa canadiense Nortel.
Al final logró librarse de la cárcel, pero para entonces ya se sabía quién era. Su carrera de hacker había terminado. Se dedicó a viajar y trabajar como programador; estudió física en la Universidad de Melbourne y también tiene estudios en filosofía y neurocienciam, y The New Yorker dice que es experto en criptología.
La emoción de hackear la ha canalizado a través de WikiLeaks, donde difunde información que considera relevante para hacer que las cosas en la política sean mejores. En entrevista a Der Spiegel, Assange dijo que le gusta lo que hace porque disfruta mucho «aplastar bastardos».
Agencia El Universal