A los de la “BBC”

En una especie de cruzada nacional, los mexicanos hemos destinado gran parte de los días recientes, a defender el honor de la raza, ante los embates de la burla y escarnio que tres comentaristas ingleses hicieron acerca de nuestra cultura, comida, costumbres, en fin, de nuestra idiosincrasia.

Como buenos mexicanos, podemos recordarle la mamá al mundo entero y entre nosotros, todos los días y a cada segundo; pero que no salga un Güerito pecoso a decirnos lo que está mal; que no se atrevan a hablar mal de Pedro Infante, o de la selección, porque nos aflora el nacionalismo e inmediatamente respondemos, sumamente ofendidos.

Ante un hecho tan peculiar como el que motiva estas líneas, diría tres cosas:

A mis paisanos mexicanos: “Take it easy”, tampoco es para tanto. Los comentarios hechos en un programa cómico son eso, bromas y ocurrencias de personas a las que les pagan por ser chistosas, fatuas, irreverentes, livianas. Si no, vean cualquier programa de Facundo, de Esteban Arce, o cualquier otro comentarista-entretenedor y lo constatarán.

A los de la BBC: “Wait a minute”, los mexicanos no somos flojos, la mayoría trabajamos más horas que las personas que viven en países industrializados; la mayoría no somos flatulentos ni con sobrepeso, nuestra dieta es modesta y no consumimos ni la mitad de carne ni productos enlatados y procesados, como los que se consumen en las sociedades de primer mundo; ni somos irresponsables (la mayoría), en la medida en la que el fruto de nuestro trabajo lo aplicamos para el bienestar de nuestras familias (hasta donde alcance).

También me gustaría agregar: En realidad somos un pueblo culto, con la información necesaria que nos es proporcionada sistemáticamente desde el hogar, la escuela y los medios masivos de comunicación, lo cual nos hace ciudadanos críticos, conocedores de nuestros derechos y deberes, sabedores de los mecanismos de un sistema democrático y de las particularidades de cada partido político, en cuanto a su naturaleza, programa de acción, plataforma política, visión de país. Somos un pueblo con igualdad de oportunidades de acceso a la educación, a la salud, a la cultura. Tenemos instituciones sólidas, integradas por
hombres probos, preparados, honestos, incorruptibles, que velan por la buena marcha del país. Ni nuestros políticos, ni nuestros banqueros, ni nuestros funcionarios, ni nuestros líderes sindicales son corruptos, ni abusivos, ni cínicos. Como sociedad, nunca hemos sido cómplices de la tranza, el cochupo, la mordida, ni nada que sele parezca. Hemos desarrollado una especie de instinto que nos permite detectar actos de corrupción de la autoridad y rechazarlos casi automáticamente, sin hacernos cómplices, dando la mordidita, la propina, el estímulo, para que nuestro trámite avance. Y muchas cosas más.

Lástima que para esto último, no sé si tendría argumentos, basados en los hechos y en nuestra realidad, que pudieran dar soporte a mis palabras.

Por eso, creo que es mejor iniciar con una autocrítica, sin perder la autoestima, rescatando lo bueno, detectando lo negativo de nuestra idiosincrasia y, sobre todo, tomando acciones concretas, a partir de hoy, para cambiar nuestra realidad y nuestra imagen hacia el mundo.

Finalmente, al Embajador mexicano le diría: Que bien que alce la voz para defender nuestra cultura y nuestra imagen; pero que mal que en todos estos años que lleva como embajador, no se haya oído de usted y de su actividad diplomática en ese país, en temas de vital importancia para México, por ejemplo, ¿se ha implementado algún programa importante que mejores las relaciones culturales, políticas y mercantiles entre ambos países?; ¿se ha discutido la posibilidad de crear programas que permitan a profesionistas, campesinos y obreros mexicanos, trabajar temporalmente en ese país, sin necesidad de emigrar ilegalmente?; ¿se ha explorado el diseño de sistemas y tratados que dupliquen o tripliquen la exportación de productos
mexicanos a esa gran isla? “I would like to know”.

Reciban un abrazo de un oaxaqueño orgulloso de serlo.