México, D.F.- Un edificio del Centro Histórico de la Ciudad de México, donde conviven armónicamente el pasado y el presente, alberga los vestigios de lo que fuera el Calmécac de la antigua Tenochtitlan, colegio donde estudiaban los hijos de los nobles mexicas para dedicarse al sacerdocio, convertirse en guerreros de elite y dirigir los destinos de la antigua ciudad.
Los restos de esta antigua escuela y 88 piezas representativas de las etapas prehispánica, colonial y moderna —entre las que destacan dos almenas de barro con una altura de 2.38 metros, consideradas uno de los principales elementos arquitectónicos prehispánicos—, se exhiben en el recién creado “Calmécac” Museo de Sitio del Centro Cultural de España en México.
Durante un recorrido de prensa, este jueves la directora del recinto, Ana Tomé Díaz, destacó la sorpresa que significó el hallazgo de estos vestigios durante la excavación realizada en lo que sería el estacionamiento de este espacio. “Desde el punto de vista cultural y de las relaciones bilaterales entre México y España, nuestro país se siente orgulloso de haber sido socio privilegiado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) para alojar en su sede este lagado prehispánico”.
Añadió que el Museo de Sitio, único con estas características en el Centro Histórico, refuerza la colaboración entre la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y el INAH, al abrir al público esta nueva ventana arqueológica.
Por su parte, Carlos Javier González, director del Museo del Templo Mayor, indicó que este espacio es producto de la colaboración del INAH —a través del Programa de Arqueología Urbana— y del Centro Cultural de España en México, cuyos trabajos de ampliación del recinto condujeron al hallazgo de los vestigios del Calmécac, “los cuales ahora se muestran al público en un afán de preservar este pasado que compete y apreciamos ambas naciones por igual”.
Por su parte, el arqueólogo Raúl Barrera explicó que los trabajos de excavación se realizaron de 2006 a 2008, con el interés de preservar este patrimonio cultural. “Es importante resaltar que por primera vez tenemos en el Centro Histórico de la Ciudad de México un vestigio de tal relevancia, que ahora puede ser visitado por el público”.
Las piezas, descubiertas durante exploraciones arqueológicas en el lugar, se presentan en 20 vitrinas colocadas alrededor de los vestigios del Calmécac, singular edificación prehispánica que se extendía hacia los extremos poniente y norte por debajo de lo que hoy es la calle de Donceles, en el centro del Distrito Federal, y que constituía una de las 78 edificaciones que, a decir de fray Bernardino de Sahagún, conformaban el recinto sagrado de Tenochtitlan.
En este nuevo espacio museístico —que abarca una superficie de 714 metros cuadrados— el público también puede apreciar restos de una gran plaza abierta de lo que fue el colegio mexica, que también sirve de límite y asiento de una banqueta y el arranque de una escalinata contemporánea a la etapa constructiva VII del Templo Mayor (1502 a 1519 d.C.), época en que gobernó Moctecuhzoma II.
Además, se observan los restos de una subestructura del Calmécac, correspondientes a la etapa VI (1486-1502 d.C.), periodo del mandato de Ahuítzol como tlatoani de Tenochtitlan, representados por un piso de estuco con pilastras y una banqueta interior de dos metros de ancho adosada a un muro de piedra.
Barrera señaló que con el fin de ofrecer un panorama general de la ocupación humana en este espacio, desde la época prehispánica hasta la actualidad, el recinto museístico se concibió como una caja de tiempo, a través de la exhibición de 45 piezas prehispánicas, 20 de la época colonial y 23 del periodo contemporáneo.
Entre los objetos prehispánicos hay cerámica doméstica y ceremonial, cajetes policromos, trípodes Azteca II (1325-1400 d.C.) y Azteca III y IV (1400-1521 d.C.), platos, un cuenco, objetos de madera —un pilote, una coa y una vasija miniatura que representa a Tláloc—, cinco cuchillos de pedernal —dos de color café y tres blancos—, dos puntas de proyectil de obsidiana, una mandíbula humana esgrafiada con la representación de una xiuhcóatl (serpiente de fuego) y un rostro de mixcóatl (serpiente de nube), un objeto de concha, un rostro pétreo de Ehécatl, dios del viento y cinco lápidas de piedra trabajadas en bajorrelieve que se relacionan con el desmembramiento humano.
También se exhiben dos de las siete almenas encontradas a 5.36 metros de profundidad, elaboradas en barro y en forma de un caracol cortado. Las dimensiones de cada pieza son de 2.38 metros de largo por 1 de ancho; se hallaron completas y en buen estado de conservación, no obstante estar fragmentadas. Las otras cinco almenas se exhiben en el Museo del Templo Mayor.
“Es probable que las almenas hayan decorado la parte superior del Calmécac y por alguna razón fueron retiradas y después depositadas cuidadosamente al pie de las escalinatas como ofrenda”, comentó el arqueólogo del INAH.
Los vestigios del colegio tenochca que puede ver el visitante, tienen aproximadamente 19 metros de longitud por 8 de ancho, con un acceso de sur a norte. Durante las excavaciones se identificaron tres etapas constructivas, aunque los vestigios que se muestran en este museo de sitio guardan relación con las etapas VI (1486 a 1502) y VII (1502 a 1519) del Templo Mayor de Tenochtitlan”, explicó Raúl Barrera.
Las almenas, por ejemplo, corresponden a la etapa VI, lo mismo que un muro —que se halló a 3.87 metros de profundidad— y un piso estucados, una banqueta —de 2 metros de ancho por 0.5 metros de altura y 11 de longitud—, así como cuatro pilastras, una de las cuales presentaba en la parte superior un adorno con remate en forma de moño. En cambio, los restos de la escalinata, banqueta frontal y el piso de lajas de basalto, cronológicamente son contemporáneos con la etapa VII del Templo Mayor.
En lo que toca a los objetos representativos de la época colonial, Raúl Barrera comentó que la colección está integrada por platos, ollas, jarros, candeleros, una patera y una cazuela, que corresponden a cerámica de uso doméstico. Predominan la cerámica vidriada y mayólica, introducidas en México desde mediados del siglo XVI y finales del XVIII.
Otros materiales son fragmentos de figurillas, tejos y cerámica importada, como porcelana china, japonesa y loza fina blanca europea. También se exhiben cuatro basas de columnas, tres ventanas de herrería y una escalera de madera —del siglo XVIII— en forma de caracol.
En cuanto a la etapa moderna, se exhiben frascos, herraduras, tinteros, un revólver, fragmentos de loza, como platos y tazas, mosaicos y losetas del siglo XX, además de algunos materiales de metal y vidrio.
El recorrido por el “Calmécac” Museo de Sitio del Centro Cultural de España en México incluye un proyector multimedia que reproduce el proceso de excavación, así como una semblanza histórica del edificio y la etapa de restauración de los vestigios del colegio mexica.