Alarma por la inseguridad en milicia y gobiernos

Entre la cúpula militar y los gobiernos locales hay azoro.

En su trato cotidiano, los militares de dos y tres estrellas comparten información con gobernadores y alcaldes sobre la situación de sus regiones.

El pronóstico de los jefes de zona no es favorable: la violencia seguirá al alza.

Hacen cuanto pueden, piden refuerzos, investigan, tienen información de inteligencia, atacan al crimen según sus posibilidades.

Pero cuando creen llevar avanzado buen trecho para dar seguridad a los ciudadanos y recuperar la tranquilidad, ¡zas!, de repente aparecen nuevos hechos de sangre.

Enfrentamientos, cargamentos de droga, matanzas, secuestros de alto impacto y otras acciones.

O aparición de mantas para distraer, como las colocadas el martes en la madrugada contra Mario López Valdez, el popular Malova, en distintos rumbos de Sinaloa para distraer.

Y otra vez volver a comenzar.

A hurgar entre los grupos criminales conocidos, sus escisiones o la aparición de nuevos.

SIN ALGUN PLAN SOCIOECONOMICO

Aunque la tónica es general, sirva de ejemplo un caso: Guerrero.

Hace no mucho tiempo un gobernador se entrevistó con el jefe de zona y en la plática surgió la invitación para sobrevolar algunas partes de la entidad.

En la zona serrana, el divisionario explicó:

-¿Ves aquel camino? Por ahí sacan la madera los talamontes.

Más abajo de la sierra:

-¿Ves aquel puesto de revisión? Ahí cobran derecho de paso.

No lo dijo el general, pero algunos de esos grupos son identificados como parte del Ejército Popular Revolucionario (EPR).

Es una de sus formas de obtener ingresos, de financiar su lucha.

En materia de seguridad puede atacárseles, pero lo impiden varios aspectos socioeconómicos.

Zona pobre, la montaña de Guerrero sobrevive en extrema pobreza –ahí está Metlatónoc, paradigma de abandono y subdesarrollo- y si se deja de extraer la madera y otra riquezas naturales expoliadas, se acaba el ingreso.

¿Tiene el Estado manera de llevar recursos a esas zonas?

Tal vez no.

Ni siquiera para penetrar por tierra, so riesgo de incrementar la violencia.

UNA COMPARECENCIA TRANQUILA

Conforme se acerca la fecha de su comparecencia, Sergio Uzeta Murcio trata de mitigar el interrogatorio.

Para ello busca interlocutores con miembros de la Comisión Permanente, a donde acudirá seguramente la semana próxima para responder por desvíos, multiplicación de plazas de confianza, despidos injustificados en Notimex y otros señalamientos.

Uzeta Murcio ha sido citado y algunos legisladores, como los priístas Carlos Flores Rico y César Augusto Santiago, están interesados en utilizar esa comparecencia para aclarar muchas cosas.

Les interesa la mala administración, por supuesto, y por ello llevarán los diagnósticos del auditor superior de la federación, Juan Manuel Portal.

Pero también por qué Notimex se mantiene como vocero del gobierno de Felipe Calderón y no como lo señala la ley, una agencia de Estado.

Pretenden llegar a una conclusión: ha fracasado la idea de tener un modelo de comunicación del Estado mexicano y tal vez de ahí derive la necesidad modificar la norma en el caso específico de Notimex.

Pero un dato es definitivo: Uzeta Murcio deberá irse el día último de junio, pues no hay ánimo para mantenerlo al frente de la agencia.