Amo a mi país… ¡y ya lo dije!

Me escribe una lectora para leerme la cartilla y decirme que en mi columna pasada me entregué cual Julieta a Romeo a los poderosos, adinerados, sabios y dominantes franceses; que defiendo la postura de que la wera Cassez está atrapada en un país de salvajes, narcos y subdesarrollados y que por ende su país tiene que rescatarla. Para rematar me increpa que solo hablo de las cosas malas que tiene nuestro país y que nunca comento las virtudes que nos caracterizan… me madreó pues la chamaca.

He contestado mi postura a la chamaca, pero no puedo negar que su escrito me ha tocado más hondo que las canciones de Kalimba, ¿de verdad soy tan amarillista? ¿Debería ir a buscar chamba a los periódicos de medio pelo que siempre ponen ejecutados en sus primeras planas?

La neta no lo sé. Tal vez si me ofrecen buen billelle considere vender mi alma cual Fausto moderno, pero por el momento he de confesarles que estoy a toda madre en este rinconcito de RC Multimedios.

Así que para que no digan que no creo en los mexicanos y sus posibilidades, les comentaré las cosas que en este preciso momento admiro y deseo de los mexicanos:

-Se me antojan cañón unos taquitos de sierrita, de esos que están sobre la calle Hidalgo por el centro de la ciudad de Oaxaca, pero con eso de que hemos regresado a los tiempos de radicalismos veo medio complicado que pueda llegar al Zócalo.

-Admiro infranqueablemente la entereza de nuestro Felca querido durante su estancia en el Palacio de Gobierno de Oaxaca, ya que en ningún momento rompió en caos y se echó a correr ante el desmother que había afuera.

-Reconozco la voluntad política de Gabino para negociar con los maestros y organizaciones sociales de nuestro estado (y creo que nunca había dicho algo tan en serio con respecto a Gaby).

-Deseo que mínimo un día pueda abrir los portales de noticias nacionales y que la noticia principal sea que hubo un día sin ejecuciones.

-Me muero de ganas de ir este jueves a las islas de la UNAM para prender mi velita en repudio a la violencia que nos aqueja.

-Espero el día en que al levantarme pueda tener la certeza de que Noroña hará uso de su libertad de expresión sin orinarse simbólicamente en el Congreso.

-Quisiera ver a mi México sonreír cual pareja de enamorados que sabe jamás volverá a ser tan feliz como lo está siendo en ese momento.

Amo a mi país… ¡y ya lo dije!