Pieza clave tanto en el trabajo arqueológico como en la impartición de justicia en la sociedad actual, la antropología forense es una de las ciencias con mayor crecimiento en México, destacaron especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de otros organismos congregados en el XII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Antropología Forense (ALAF).
Inaugurada este lunes en el Museo Nacional de Antropología, la actividad académica internacional que se extenderá hasta el 28 de octubre próximo, busca promover mediante 80 conferencias el intercambio académico entre campos de investigación en apariencia distintos, como la historia, el derecho y la criminalística.
Asimismo, resulta esencial para impulsar la vida académica del Museo Nacional de Antropología (MNA), refirió Antonio Saborit, director del recinto museístico, quien en representación de Diego Prieto Hernández, secretario técnico y encargado de la Dirección General del INAH, encabezó el acto de apertura junto a Omar Bertoni, presidente de la ALAF, y funcionarios de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y el Instituto de Investigaciones Antropológicas, de la UNAM.
Bajo el lema “Buscando a los desaparecidos, desafíos de la antropología forense”, esta edición del congreso tiene una importante carga social, mencionó Julieta Valle, directora de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), quien destacó el papel preponderante que dicha casa de estudios tiene “como el semillero más importante de antropólogos y arqueólogos en México y América Latina”.
En aras de conservar este estatus, añadió, la ENAH cuenta desde hace dos años con una especialidad en Antropología Forense, la cual se busca robustecer para darle el nivel de posgrado y responder oportunamente a las necesidades históricas y contemporáneas de la sociedad mexicana.
Muestra de la comunión entre investigación histórica y criminalística fue el homenaje que se rindió al antropólogo físico Arturo Romano Pacheco (1921-2015), investigador emérito del INAH, ex director del MNA, connotado profesor de la ENAH y colaborador de diversas instituciones, como la Dirección de Servicios Periciales de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF).
Colegas y discípulos recordaron el papel que Romano Pacheco desempeñó en el INAH durante casi cuatro décadas de investigación y análisis de restos humanos y fauna pleistocénica, en lugares como la Cueva de la Candelaria, en Coahuila; Tlatilco, en el Estado de México; y la Isla de Jaina, en Campeche, entre otros.
Sus minuciosos estudios le llevaron igualmente a participar en la identificación de numerosos personajes históricos, entre ellos los del capitán novohispano Juan Bautista de Anza, en 1964; el evangelizador Eusebio Francisco Kino, en 1966; el historiador jesuita Francisco Javier Clavijero, en 1970; y el político liberal Miguel Ramos Arizpe, en 1974.
Mención aparte es el papel que tuvo durante las excavaciones hechas en 1978 en el Ex Convento de San Jerónimo, en la Ciudad de México, donde tras conjuntar la evidencia histórica con el análisis óseo, consiguió identificar los restos óseos del ataúd 26 (recuperados previamente en el coro bajo del templo) atribuidos a la poetisa Sor Juana Inés de la Cruz.
La lección magistral del antropólogo físico Arturo Romano, autor de estudios referenciales en la investigación judicial, como La cara del mexicano, sistema de retrato hablado asistido por computadora, concluyeron los especialistas reunidos en el congreso de la ALAF, fue que los huesos de un ser humano guardan celosamente todos los acontecimientos registrados en su existencia y, por lo tanto, pueden llevar a su identificación si se siguen los procedimientos científicos adecuados.
Con acceso gratuito a sus conferencias magistrales y ponencias, el XII Congreso de la ALAF continuará sus actividades en los auditorios Jaime Torres Bodet y Tláloc, así como en el aula de la Dirección de Antropología Física del Museo Nacional de Antropología, ubicado en Paseo de la Reforma y Gandhi s/n, Ciudad de México.